Un informe preliminar de inteligencia del Pentágono indica que los ataques de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán no lograron destruir el programa nuclear del país, sino que apenas lo retrasaron por unos pocos meses.
La evaluación, filtrada a medios como CBS News, revela que las reservas de uranio enriquecido de Irán y la mayoría de sus centrifugadoras sobrevivieron a los bombardeos del sábado 21 de junio.
Bombardeos no afectaron el corazón del programa
El operativo, que incluyó el uso de bombas antibúnker GBU-57A/B MOP —capaces de penetrar más de 18 metros de concreto—, tuvo como blanco tres instalaciones estratégicas: Fordo, Natanz e Isfahán.
Aunque las estructuras superficiales fueron dañadas y algunas entradas quedaron selladas, gran parte de las instalaciones subterráneas clave permanecieron intactas, de acuerdo con fuentes cercanas a la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA).
Según el informe filtrado, las centrifugadoras no fueron destruidas y una parte significativa del uranio enriquecido fue trasladado antes del ataque, lo que sugiere que Teherán tenía conocimiento previo o había tomado medidas preventivas.
Imágenes satelitales revelaron cráteres de impacto cerca de las entradas, pero no confirman el colapso de las instalaciones subterráneas.
La Casa Blanca desmiente el informe
La administración Trump desacreditó la filtración, calificándola de “totalmente errónea” y acusando a un “fracasado de bajo nivel en la comunidad de inteligencia” de haber divulgado el análisis.
El propio Trump declaró que las instalaciones nucleares iraníes estaban “completamente destruidas”, y acusó a los medios de comunicación de minimizar el éxito de lo que llamó “uno de los ataques militares más exitosos de la historia”.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, también defendió la operación:
“Nuestra campaña de bombardeos anuló la capacidad de Irán para crear armas nucleares. Cualquiera que diga lo contrario intenta socavar al presidente”, declaró.
Voces críticas desde el Congreso y expertos
Sin embargo, legisladores como el congresista demócrata Brad Sherman cuestionaron la narrativa oficial.
“La administración no ha sido clara sobre si destruyó la capacidad de Irán para fabricar armas nucleares o solo sus reservas. Hablan de éxito sin definir qué significa éxito”, dijo en entrevista con la BBC.
El experto en proliferación nuclear David Albright, presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, afirmó que aunque el daño fue significativo, Irán podría reconstruir su infraestructura con tiempo e inversión.
A través de redes sociales, advirtió que Teherán ahora está bajo un “intenso escrutinio” y corre riesgo de sufrir nuevos ataques si reinicia el programa.
Respuesta iraní y contexto regional
En represalia, Irán lanzó un ataque con misiles contra la base aérea de Al-Udeid en Qatar, que alberga a miles de tropas estadounidenses.
La mayoría de los proyectiles fueron interceptados y no se reportaron víctimas. Pocas horas después, un alto el fuego fue negociado entre Irán e Israel con la mediación de Qatar y el presidente Trump.
El gobierno iraní ha insistido en que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos, mientras que medios estatales iraníes afirmaron que las instalaciones ya habían sido evacuadas antes de los ataques y que los materiales críticos fueron retirados con anticipación, minimizando el impacto de los bombardeos.
Israel celebra el operativo
Pese a la incertidumbre sobre el verdadero alcance del daño, Israel celebró la misión como un éxito estratégico. El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró:
“Hemos eliminado dos amenazas existenciales: la aniquilación nuclear y la aniquilación con 20.000 misiles balísticos”.
Un reporte de Al Hadath, citando a una fuente israelí anónima, sostuvo que la mayoría del uranio enriquecido de Irán estaría sepultado bajo los escombros, aunque esto no ha sido confirmado de forma independiente.