Pekín, 1 de mayo de 2025 – El gobierno de China ha dado por concluida su investigación sobre el origen del Covid-19 y ha presentado un documento oficial en el que cuestiona las conclusiones del estudio conjunto realizado con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021.
En el informe, las autoridades chinas destacan como hipótesis más probable la introducción del virus desde el extranjero, concretamente a través de productos transportados en cadena de frío, y señalan a Estados Unidos como un posible punto de origen.
El documento, titulado “Libro Blanco sobre las Acciones y la Posición de China sobre la Prevención y el Control del Covid-19 y el Rastreo del Origen del Virus”, fue publicado este miércoles por la Oficina de Información del Consejo de Estado a través de la agencia Xinhua.
En él, Pekín sostiene que «no hay evidencia contraria» a las conclusiones del estudio de 2021, en el que se evaluaron cuatro posibles escenarios para la aparición del virus, y considera que la investigación sobre su origen «ha finalizado».
El informe de 2021 elaborado junto a la OMS clasificaba como “posible a muy probable” la transmisión a través de un huésped intermediario, “posible a probable” la propagación zoonótica directa, “posible” la transmisión mediante la cadena de frío, y “extremadamente improbable” una fuga de laboratorio.
Sin embargo, el nuevo documento enfatiza la teoría de la importación del virus desde el extranjero, mencionando explícitamente el brote ocurrido en el mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan, a finales de 2019.
«Existe la posibilidad de que la nueva epidemia de coronavirus que se produjo en el mercado mayorista de mariscos de Huanan se haya introducido desde el extranjero a través de la cadena de frío», afirma el Libro Blanco.
Además de reforzar esta hipótesis, las autoridades chinas apuntan directamente a Estados Unidos.
El documento recuerda que entre mayo y octubre de 2019 se registraron brotes de enfermedades respiratorias en territorio estadounidense, que en su momento fueron atribuidos a una “neumonía causada por cigarrillos electrónicos”.
Casos con síntomas como tos, disnea y fatiga fueron detectados desde marzo de 2019 en Illinois y Wisconsin, y la primera muerte asociada se produjo en agosto de ese año. Para noviembre de 2020, ya se habían contabilizado más de 2,800 hospitalizaciones y 68 muertes.
También se cita un estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU., que sugiere que el virus ya circulaba en el país en diciembre de 2019, antes de que se reportaran oficialmente los primeros casos.
Asimismo, se menciona una “enfermedad misteriosa” que afectó a dos comunidades en Virginia en julio de 2019, con síntomas similares al Covid-19 y dos muertes.
Uno de los elementos más controvertidos del informe es la referencia al cierre temporal por razones de seguridad del laboratorio de Fort Detrick, en Estados Unidos, en el verano de 2019.
China ha solicitado a Washington una “explicación científica seria” sobre este hecho, acusando una “preocupante” gestión de la bioseguridad en los laboratorios estadounidenses.
En paralelo, el documento destaca los hallazgos de diversas investigaciones chinas que, según Pekín, respaldan la tesis de un origen extranjero del virus.
Entre ellos, se citan casos en ciudades como Pekín, Dalian y Qingdao, donde se detectaron contagios entre trabajadores de mercados o manipulación de productos congelados, sin antecedentes de contacto o viaje.
Análisis genéticos confirmaron la presencia del virus en los envases exteriores de alimentos importados.
Por otro lado, las autoridades chinas informan que no se hallaron secuencias genéticas relacionadas con el SARS-CoV-2 en más de 80,000 muestras de animales salvajes ni en murciélagos de la región de Wuhan.
En 2023, un estudio del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades arrojó resultados negativos de Covid-19 en 457 muestras de animales recolectadas en el mercado de Huanan.
La OMS, sin embargo, ha instado reiteradamente a China a compartir más datos para esclarecer el origen de la pandemia.
En sus declaraciones de finales de 2024, el organismo internacional pidió mayor transparencia por parte de Pekín para avanzar en la comprensión del surgimiento del SARS-CoV-2.
Este nuevo posicionamiento del gobierno chino, al atribuir responsabilidad a Estados Unidos y cerrar la puerta a nuevas investigaciones internas, promete reavivar el debate internacional sobre los orígenes del Covid-19, en un contexto aún marcado por la tensión geopolítica y la desinformación.