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jueves, abril 25, 2024

¿Arde París? ¿Está atomizada Ucrania?

El mundo se ha ido acostumbrando a los estragos causados en Ucrania por la guerra desatada por Rusia, llamada melifluamente por el presidente Putin “operación militar especial”.

Como quiera que se le llame, nada podrá cambiar la realidad de lo que es: una invasión sin provocaciones ni justificación.

Los avances militares han sido insignificantes, tomando en cuenta el supuesto poderío ruso.
Ucrania ha luchado con todo lo que ha podido, contando con el lógico apoyo de la comunidad democrática mundial.

Pero nos hemos acostumbrado a ver casi con indiferencia las noticias sobre edificaciones civiles destruidas, los muertos y, sobre todo, algo que ha sido tomado como normal:  la contratación por parte de Rusia de un ejército privado, una fuerza militar compuesta por mercenarios cuyo significado es literalmente “combatientes a sueldo”.

Son soldados pagados, como los pistoleros caza recompensas del viejo oeste. Rusia, cuyo ejército no era tan temible, hace algunos meses se vio obligada a contratar un ejército de mercenarios llamado Wagner, que obtiene sus soldados en las cárceles rusas.

Son delincuentes convictos (ladrones, asesinos, violadores, etc.), que obtienen la libertad a cambio de ir a matar gente en Ucrania, realmente lo peor de lo peor de la escoria humana, en la que perfectamente se puede incluir a quien los contrata y paga: el presidente ruso Vladímir Putin.

Ninguno de los simpatizantes fuera de Rusia ha dicho media palabra sobre esa injustificable acción (los que dicen algo en Rusia van a prisión o son asesinados).

Muchos de los seguidores de Putin realmente no entienden (o no quieren entender) lo que pasa ahí.

Rusia es un estado fascista, similar a lo que implantó Hitler en Alemania.

Vladímir Putin tiene más de 20 años en el poder, las leyes son manejadas a su antojo, todo el que le contradice -o se atreve a criticarlo- es calificado de traidor a la patria, encarcelado… o lo suicidan.

En cualquier país normal la gente tendría libertad podría manifestarse contra la guerra, o cualquier decisión del gobierno, sin temor a represalias y la realidad es que en Rusia pueden hacerlo… sólo que van a parar a Siberia o al cementerio.

No se sabe cuál es el porcentaje de aprobación de Putin y su guerra en el pueblo ruso, no hay mediciones confiables, pero nos podemos formar una idea si pensamos que más de medio millón de jóvenes abandonaron precipitadamente Rusia para evitar ser llamados al ejército y que muchos otros lo siguen haciendo mientras pueden.

¿Qué buscaba Putin cuando decidió invadir Ucrania?
Es difícil decirlo… o quizá no.

Dueño del poder absoluto y de una enorme fortuna personal, de repente se encuentra sin metas que perseguir, tiene todo… inclusive un gran aburrimiento.

No es broma, aún en esas alturas, o precisamente por eso, una persona puede encontrarse sin nada que hacer y buscar diversión en drogas, alcohol, guerras o asesinatos.
Nerón cantaba acompañado de su arpa mientras Roma ardía en llamas.
Saddam Hussein dio fuego a más de 700 pozos petroleros al retirarse de Kuwait, sólo por hacer el daño, tardaron 8 meses en apagarlos.

Hitler ordenó quemar París cuando los ejércitos aliados lo echaron a tiros; y cuando ya nada podía ganar estratégicamente.

Por cierto, el general encargado desobedeció las órdenes arriesgando su vida, no fue capaz de quemar la ciudad más bella del mundo, nunca contestó a la insistente pregunta de Hitler en esos momentos: “¿Arde París?”

Posiblemente Putin desea restaurar el “poderío de la Rusia Imperial” y él, como un nuevo Zar, conducir a su pueblo hacia la gloria.

No hay que tomarlo a broma, no se puede saber lo que sucede dentro de la mente de los megalómanos, pero no hay que descartar nada.

El mencionado dictador italiano Benito Mussolini -corresponsable de la Segunda Guerra Mundial y sus 50 millones de muertos- soñó recuperar la grandeza de la Roma de los emperadores y bañó de sangre a su país y a buena parte del mundo, como comparsa de Adolfo Hitler.

Un momento: se dice fácil, 50 millones de muertos, pero, al igual que usted y yo, eran seres humanos con familia y una vida que no tenía que terminar sólo por la locura de Hitler y sus secuaces.

Lo mismo sucede con los muertos (de ambos bandos) provocados por horchata guerrera que Putin tiene en su cabeza.

Ojo, si bien Rusia está perdiendo, el asunto no ha terminado. Putin tiene un gran arsenal nuclear y no se puede descartar que, en una retirada, pregunte: ¿Está atomizada Ucrania?

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