18 C
Honduras
viernes, octubre 4, 2024

Alexa, mis miedos y la Inteligencia Artificial

A Alexa no la conocía, es más, hasta hace poco supe de su existencia, por su voz supe que es ella y no él. Fue en una villa en Tela, en un convivio familiar que me encontré a dos y hasta me asusté. Dos sobrinos, hermanos ellos, para complacencia musical de la parentela, instalaron y sincronizaron dos “alexas” y como no me complacían le dije al aparato: “pórtate bien Alexa” y de inmediato aquella cosa redonda, con una luz rítmica de color azul, con tono casi robótico, secamente respondió: “yo me porto bien”. Quedé pasmado, y expresé: ¡puta!, hasta donde hemos llegado. ¡Y lo que hace falta por ver!, remató lapidario el sobrino Eduardo José Tróchez Rivera, ingeniero en Mecatrónica.

Poco después, mi hija escritora Génesis André Rivera me exhortó: “Papá, tú que escribes cuentos y columnas mira esta aplicación ChatGPT -un prototipo de inteligencia artificial- te puede ayudar y facilitar lo que haces”. De inmediato le sugirió un tema en su laptop y aquella cosa en segundos redactó algo relacionado con su petición y el texto era coherente, estructurado, creíble. Deseché su uso, no porque sea inútil, igualmente estaba sorprendido por lo que hacen esos aparatos o dispositivos inteligentes, sino porque esos avances hacen la vida muy cómoda casi que para haraganes, pero al mismo tiempo pensé que algunos adelantos tecnológicos, como la inteligencia artificial, atentan contra los empleos e incluso hasta la vida misma, según advierten los expertos.

Tras esta última experiencia tecnológica, sumada a la anterior de Alexa vino a mi memoria el serial hollywoodense “Terminator”, en el que robots combaten contra humanos, los primeros por exterminarlos y los segundos por sobrevivir.

A mi creciente ansiedad por lo que habrá de venir, se sumó mi lectura de dos artículos de la semana reciente en The New York Times. En uno de esos textos, líderes del sector advierten sobre el “riesgo de extinción”. Los directivos de OpenAI, Google DeepMind, Anthropic y otros laboratorios de inteligencia artificial advierten que los sistemas del futuro podrían ser tan mortíferos como las pandemias y las armas nucleares.

Esos ejecutivos firmaron una carta abierta en la que advierten que la tecnología de inteligencia artificial algún día podría ser una amenaza existencial para la humanidad y sugieren además mitigar el riesgo de extinción de la inteligencia artificial que, debería ser una prioridad mundial junto a otros riesgos a escala social.

La carta fue publicada por el Centro para la Seguridad de la Inteligencia Artificial, una organización sin fines de lucro, y está firmada por más de 350 ejecutivos, investigadores e ingenieros que trabajan en inteligencia artificial.

La declaración llega en un momento de creciente preocupación por los posibles perjuicios de la inteligencia artificial. Los recientes avances en los llamados modelos grandes de lenguaje —el tipo de sistema utilizado por ChatGPT y otros chatbots— han suscitado el temor de que la inteligencia artificial pueda utilizarse pronto a gran escala para difundir desinformación y propaganda, o que pueda eliminar millones de puestos de trabajo.

Algunos creen que, si no se hace nada para frenarla, la inteligencia artificial podría llegar a ser tan poderosa como para provocar trastornos a escala social en unos pocos años, y por eso debería regularse de manera más estricta pues los riesgos de los sistemas avanzados son lo bastante serios como para justificar la intervención y regulación del gobierno por sus daños potenciales.

Otros, no obstante, argumentan que la inteligencia artificial está mejorando con tanta rapidez que ya ha superado el rendimiento humano en algunas áreas y que pronto lo hará en otras, y añaden que esa tecnología ha mostrado capacidades y conocimientos avanzados, lo que hace temer que no esté muy lejos la “inteligencia artificial general” que puede igualar o superar el rendimiento humano en una amplia variedad de tareas.

En otro artículo titulado “La guía optimista para comprender la relación entre la IA y el trabajo” se señala que gran parte de la discusión se enfoca en cómo esa tecnología acabará con ciertos empleos y se teme que las máquinas estén tomando el control, y se reduzca el número de empleos a través de la automatización mediante esa tecnología.

Erik Brynjolfsson, profesor del Stanford Institute for Human-Centered AI, explicó que hay gente que solo piensa en cómo la inteligencia artificial generativa puede sustituir lo que hacen los humanos, sin embargo, enfatiza que es mejor pensar qué cosas nuevas se pueden hacer ahora que no se hayan hecho antes pues ahí es “donde está la mayor parte del valor”.

Según Brynjolfsson y otros economistas, la forma en que los creadores de tecnología diseñen, los empresarios utilicen y los políticos regulen las herramientas de IA determinará en última instancia cómo afectará al empleo pues no todas las alternativas son necesariamente sombrías para los trabajadores porque la inteligencia artificial puede complementar la mano de obra humana en vez de sustituirla, puede aumentar la productividad, las ganancias y la satisfacción de los clientes.

Añade, que además de ofrecer “conocimientos técnicos a la carta” en los servicios de salud, el desarrollo de software, la abogacía y la reparación especializada, ofrece la oportunidad de que más trabajadores realicen un trabajo valioso que depende en parte de esos conocimientos y puedan centrarse en otras tareas e incluso crear nuevos empleos, pero si no se toman las decisiones correctas, nada de eso ocurrirá.

La urgencia de las advertencias sobre la inteligencia artificial o IA ha aumentado a medida que millones de personas han recurrido a los chatbots como entretenimiento, compañía y aumento de la productividad, y a medida que la tecnología subyacente mejora a un ritmo vertiginoso, añade el reporte del periódico neoyorquino.

Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, que el 16 de mayo testificó ante un subcomité del Senado de los Estados Unidos concluyó: “Creo que, si esta tecnología sale mal, puede salir bastante mal, y queremos trabajar con el Gobierno para evitar que eso suceda”.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: