El decreto ejecutivo aprobado por la presidenta de la república y su secretario de Salud, por medio del cual se permite el libre uso de la PLDORA ANTICONCEPTIVA (PAE), impuesto por la Organización Mundial de la Salud dependiente de las Naciones Unidas, de un solo plumazo quedó en vigencia para todo el territorio nacional, sin mayores consultas sobre sus efectos de anticonceptivo de emergencia, o simplemente como un método para evitar o hacer fracasar la ovulación.
Honduras, con una población femenina y masculina mayormente joven, figura entre los países de mayores casos de abortos, en jovencitas desde los once o doce años en adelante, y también se han incrementado las violaciones dentro de familias y hogares en el campo y la ciudad. Las situaciones han llegado a la ruptura de hogares legalmente constituidos, cuando las parejas deciden prácticas de adulterio que poco trascienden.
Los que defienden su libre venta, afirman que es la prevención de un embarazo en casos de emergencia, o en situaciones difíciles cuando los médicos aconsejan el aborto de un nuevo ser en formación, que ponga en peligro las vidas de la madre, o defectos insuperables por la ciencia.
La realidad es tomada, la PAE es para la mayoría de la población, un anticonceptivo antes o después del acto sexual cuando en realidad su uso se ha hecho popular como abortivo libremente aceptado y practicado. Su uso causa muchos malestares en el cuerpo, hemorragias y en la paz de la conciencia de cada quien.
Los que somos defensores de la vida, las Iglesias, las asociaciones religiosas, morales o defensores de la ley de Dios esperamos que se prevenga una campaña de educación sexual en las familias, centros de enseñanza, y personas defensoras de la moral y buenas costumbres, que sepamos defender esos principios contra la vida que son capaces de hacer fracasar la ovulación de miles y miles de seres humanos en Honduras y el mundo entero.
Por Ilsa Díaz Zelaya
