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martes, marzo 19, 2024

¿Y SI LO VOLVEMOS A PENSAR? Armonía

“El ser humano es un animal racional, capaz de vencer sus propios instintos, cuando lo quiere, usando la razón”. Julcao.

Al observar el Cosmos, el ser humano empezó a acuñar el término ARMONÍA. Cada planeta ocupa un lugar y se mueve por el espacio en un orden preestablecido; pertenece a un sistema planetario y se interrelaciona con otros sistemas planetarios en base a las leyes de la gravitación universal, sin que se produzca el caos, que es lo opuesto a la armonía.

Cuando el hombre envió aparatos fuera de la atmósfera y grabó sonidos provenientes del sistema solar y más allá, grabó una melodía y pensó en la existencia de seres extraterrestres que se comunicaban con estas notas sonoras tan agradables. Investigando, descubrió que esa supuesta melodía, era el zumbido que hacían los planetas al rotar sobre sus propios ejes y al trasladarse por el Universo, en una armonía sorprendente.

La raíz de la palabra armonía, significa unir, conectar y encajar y se define como una disposición agradable de varios elementos, sean estas notas musicales que producen una melodía agradable al oído, o relatos, que componen una obra literaria o un orden visual de composición y color que se refieren a pinturas o construcciones arquitectónicas.

Por eso, en la mitología griega, Harmonía es la diosa de la armonía y de la concordia, ya que estar en armonía es estar en paz, sentir tranquilidad, estar en calma, vivir en un orden basado en las leyes de la naturaleza.

El concepto de armonía se remonta a la época de Pitágoras, quien consideraba a los números como la gran conexión del Universo y el lenguaje de las ciencias naturales. Sostenía que en las matemáticas todas las cifras deben de ser congruentes y esto producía la armonía, con ello, la belleza de las matemáticas, que producían el placer en aquellos que las entendían y las estudiaban.

Vivir en armonía es reconocer a los que nos rodean como personas, con un destino personal y en el que podemos interactuar positivamente. Es decir, hemos de aprender a vivir socialmente en una cultura de paz, respetando los derechos de los demás y todas las formas de vida en nuestro planeta Tierra.

Cuando logramos equilibrar nuestros pensamientos, acciones y sentimientos y somos capaces de disfrutar el vivir en paz con nosotros mismos, amando el aquí y el ahora, entonces comenzamos a experimentar la alegría y la felicidad de la vida bien llevada, con la paciencia y la sabiduría para enfrentar el diario vivir.

La vida de cada uno está conformada por situaciones complejas, que son propias de cada individuo, cada uno debe vivir su propia vida y la logramos vivir en armonía, cuando comprendemos la importancia de la felicidad, de lo que poseemos, sea poco o sea mucho, y la compañía de las personas que nos rodean, a las que debo de cuidar y querer. El éxito de nuestra vida es todo lo que la conforma y todo se vuelve positivo si nos centramos en lo bueno de una forma constructiva.

Séneca sostenía: “La mayoría de los hombres son débiles y fluyen en la miseria entre el miedo a la muerte y las dificultades de la vida, no están dispuestos a vivir y, sin embargo, no saben cómo morir. Por esta razón, haz que la vida en general sea placentera para ti, eliminando todas las preocupaciones al respecto”.

Los estoicos, a los iniciados, les proponían tres principios que aseguraban una vida armónica y por lo tanto feliz y placentera:

  1. “Si voy a morir, moriré cuando llegue el momento. Como me parece que aún no es la hora, comeré porque tengo hambre”. Lo que va a suceder, sucederá, lo que tenga que ser, será, pero si eso no sucede en este momento, voy a dedicarme a otra cosa, y si es placentera, es mejor. No preocuparme de lo que no ha sucedido.
  2. “No eres lo que pretendes ser, así que reflexiona y decide: ¿esto es para ti? Si no es así, prepárate para decir: para mí eso no tiene importancia”. Debemos discernir qué cosas podemos hacer, qué capacidades, destrezas y habilidades poseemos y, por lo tanto, qué lugar debemos ocupar donde nos ha tocado vivir. Si somos sinceros, ocuparemos el lugar que nos corresponde y nos realizaremos plenamente. Hay cargos, posiciones haberes que no se hicieron para mí y esto nos cuesta reconocerlos. Nos hemos hecho una imagen personal de un TODÓLOGO y esto nos impide vivir en armonía, ser felices.
  3. “No esperes que el mundo sea como deseas, sino como es realmente. De esa manera tendrás una vida pacífica”. No has venido a este mundo para ser el centro de todo lo que sucede. Muchas situaciones ya están definidas y nada puedes hacer para cambiarlas, únete al dinámico esfuerzo de la vida por hacer un mundo mejor según tus posibilidades.

¿Será que, si lo volvemos a pensar, aprenderemos a vivir una vida en armonía con los seres humanos y la naturaleza, que nos ha tocado compartir en este tiempo y espacio en el planeta Tierra?  Vivir en armonía es una decisión.

Julio C. Aguilar
Máster

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