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lunes, abril 29, 2024

UNAH politizada, sin meritocracia

No es la idea tirar por los suelos la decisión tomada al elegir al nuevo rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, pero sí resaltar el trabajo de otros aspirantes que sin duda les había llegado su momento, por la experiencia y visión de la realidad, además de los méritos académicos y propuestas.

La meritocracia, un concepto que denota que el avance social y profesional debería basarse en el mérito y las habilidades individuales, es un principio fundamental en muchos sistemas democráticos y económicos. Sin embargo, existen países donde este principio no ocupa un lugar central en la estructura socioeconómica. y otros factores como el nepotismo, la corrupción y las desigualdades sistémicas a menudo desplazan a la meritocracia, lo que tiene profundas implicaciones para el desarrollo y la equidad en estas sociedades.

Uno de los motivos por los cuales la meritocracia puede ser menos importante se relaciona con las estructuras históricas y culturales que han moldeado sus sistemas sociales. Donde las jerarquías familiares han sido históricamente más influyentes que los logros individuales, la meritocracia puede ser percibida como una amenaza al statu quo. El nepotismo, o la preferencia por otorgar oportunidades a familiares cercanos, a menudo se convierte en una práctica arraigada, socavando la meritocracia al favorecer la conexión familiar sobre el mérito personal.

La corrupción es otro factor que puede minar la meritocracia. Cuando los procesos de selección y promoción están contaminados por prácticas corruptas, aquellos que tienen conexiones políticas o económicas pueden beneficiarse injustamente, independientemente de sus habilidades o méritos. En tales contextos, la confianza en las instituciones se desgasta, y la percepción general es que el éxito no está vinculado directamente al esfuerzo y la capacidad individual, sino más bien a la capacidad de manipular el sistema.

La desigualdad económica también puede desempeñar un papel crucial. Cuando las oportunidades y los recursos no están distribuidos, las personas de clases sociales más altas pueden acceder a educación de calidad, conexiones valiosas y oportunidades laborales privilegiadas. Esto crea un ciclo perpetuo donde la meritocracia se ve comprometida, ya que aquellos que están en la cima de la pirámide socioeconómica tienen más posibilidades de éxito, independientemente de su mérito individual.

Además, las estructuras políticas y económicas también desempeñan un papel en la falta de énfasis en la meritocracia. En los sistemas autoritarios o de partido único pueden consolidar el poder en manos de unos pocos, lo que lleva a una distribución desigual de oportunidades y recursos. En tales casos, la lealtad política o la afiliación partidista pueden tener más peso que los logros individuales, generando una cultura en la que la meritocracia es eclipsada por consideraciones políticas.

La falta de una infraestructura educativa sólida también puede contribuir a la ausencia de meritocracia. Cuando el acceso a una educación de calidad está limitado, las personas no tienen las mismas oportunidades para desarrollar y demostrar sus habilidades. En tales circunstancias, el mérito individual se ve socavado desde el principio, ya que no todos los ciudadanos tienen acceso a las herramientas y recursos necesarios para destacar en sus campos de interés.

A pesar de estos desafíos, es importante señalar que la importancia de la meritocracia no es un fenómeno estático y puede cambiar con el tiempo. En algunos países, las voces de la sociedad civil, los movimientos de derechos civiles y las demandas de transparencia han llevado a cambios significativos.

EditorialUNAH politizada, sin meritocracia

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