El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, inauguraron este martes un controvertido centro de detención para inmigrantes en pleno corazón de los humedales de los Everglades, una zona ecológica protegida.
El centro, ya apodado “Alligator Alcatraz” por medios y críticos, destaca por su aislamiento y su proximidad a caimanes, símbolos ahora involuntarios del refuerzo migratorio.
Construido en tan solo ocho días en un antiguo aeropuerto militar a unos 70 kilómetros al oeste de Miami, el recinto tiene capacidad para albergar hasta 5.000 inmigrantes.
Sin embargo, lo que ha generado mayor polémica es la propuesta de DeSantis de instalar jueces de inmigración dentro del mismo centro, incluyendo miembros de la Guardia Nacional, con el objetivo de agilizar deportaciones en un plazo de 24 a 48 horas.
“Estamos trabajando con el Departamento de Justicia para lograrlo. Queremos actuar con rapidez”, aseguró el gobernador durante la inauguración, flanqueado por Trump y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.
Humor polémico y críticas ambientales
Fiel a su estilo provocador, Trump no perdió la oportunidad de bromear sobre la ubicación del centro:
“Tenemos muchos guardaespaldas en forma de caimanes. No hay que pagarles tanto y no dejan que nadie escape”, dijo mientras recorría las instalaciones.
Pero mientras las autoridades federales y estatales celebraban el nuevo centro como un hito en su ofensiva contra la inmigración irregular, ambientalistas y líderes locales reaccionaron con alarma.
Organizaciones como el Sierra Club denunciaron que la construcción del centro viola normativas medioambientales al emplazarse en un área de alto valor ecológico, hogar de especies únicas y amenazadas.
“Es una barbaridad ecológica y un atentado contra el debido proceso legal”, afirmó una portavoz del grupo ecologista, que ya anunció acciones legales contra el proyecto.
Un segundo centro en camino
A pesar de la fuerte oposición, las autoridades estatales confirmaron que ya está en marcha la construcción de un segundo centro de detención, esta vez cerca de Jacksonville, como parte de una estrategia estatal para endurecer las políticas migratorias en colaboración directa con la Casa Blanca.
El centro “Alligator Alcatraz” simboliza el nuevo enfoque de la administración Trump-DeSantis: velocidad, aislamiento y disuasión, en medio de un año electoral cargado de tensión sobre el tema migratorio. La controversia está servida.
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