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sábado, mayo 17, 2025

Tratar a tu perro como un hijo puede ser un error: expertos explican por qué

Los perros, al igual que los seres humanos, experimentan una rica gama de emociones que se comparan con las de un niño pequeño.

Esta capacidad emocional profunda ha llevado a muchas personas a desarrollar lazos afectivos intensos con sus mascotas, a tal punto que los consideran miembros de la familia.

Sin embargo, aunque brindarles cariño y cuidado es fundamental, tratarlos exactamente como si fueran hijos puede resultar perjudicial tanto para ellos como para la relación que construimos con ellos.

El vínculo emocional entre humanos y perros

Los perros no solo nos acompañan: nos brindan apoyo emocional, reducen la sensación de soledad, mejoran nuestro bienestar mental y nos despiertan comportamientos instintivos de cuidado similares al de la crianza.

Esta conexión fortalece la confianza mutua y genera relaciones profundas y significativas. Además, como ocurre con los niños, los perros dependen de sus cuidadores para recibir alimentación, atención médica, refugio, seguridad y, por supuesto, amor.

El uso de refuerzo positivo, la empatía y la paciencia en su entrenamiento y cuidado, refuerza ese vínculo emocional de forma saludable y duradera.

No son niños, son perros

Aunque ver a nuestras mascotas como hijos es una manifestación de amor, tratarlos exactamente como si lo fueran puede llevar a ignorar necesidades fundamentales de su especie, provocando consecuencias negativas.

Ignorar sus necesidades caninas

Los perros requieren una vida acorde a su biología e instintos. Humanizarlos en exceso puede hacer que descuidemos aspectos esenciales como:

Socialización con otros perros: Vital para su equilibrio emocional.

Ejercicio y estimulación mental: Necesitan correr, olfatear, explorar y resolver problemas.

Límites y entrenamiento: Comprender su lugar en la manada los hace sentirse seguros.

Nutrición adecuada: La comida humana no siempre es segura para ellos.

Problemas de comportamiento y estrés

Permitirles comportamientos sin límites claros  (saltar sobre las personas, tener control de los espacios o recibir atención sin estructura) puede generar dominancia, ansiedad y mal comportamiento.

Además, el antropomorfismo (atribuir emociones humanas como la culpa o la vergüenza) puede hacer que malinterpretemos sus acciones, generando confusión o castigos inadecuados.

Incluso, al tratarlos como si fueran completamente inofensivos y racionales, podemos bajar la guardia y olvidar que, por instinto, siguen siendo animales, lo que podría implicar riesgos para ellos o para quienes los rodean.

La clave: amor y respeto, con equilibrio

Tratar a nuestros perros como perros no significa quererlos menos. Al contrario, es una forma de demostrarles amor responsable y profundo.

La clave está en encontrar el equilibrio entre brindarles afecto y cuidar sus necesidades reales como especie.

Este es el método más efectivo para captar la atención de tu perro

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