Macanudo compa, me dijo Pin al recibir la orden, como pulpero veterano, espera que uno le dé la lista y consigue lo que se pide, así lo despacha a uno ‘sin calentarse el alma’, dice él. Eso de ir y venir a las tripas de la pulpería, mientras gotea, el pedido de un paisano le saca la piedra.
Al regresar con la encomienda, poniéndola solemnemente en el mostrador, me vio con esa mirada tan suya, de picardía política y me preparé para una tertulia llena de opiniones sobre la crisis de turno. Pero lo que salió de su boca fue un simple “sigue el calor, ¿vaa?”
Yo, más asombrado que intrigado, solo logré responder ¡ajá!
Sí ombe, dijo él, sin darme chance de volver a abrir la boca, imagínese que ahora está clarito que el planeta se va al carajo, aquí siempre ha sido caliente, pero ahora abusan los que se encargan de poner el clima, como que Papá Dios nos tiene en el horno y se le olvidó. Pero allí no me meto porque Él sabe qué cosas importantes tiene que hacer, pero lo bárbaro, lo que lo pone a uno a pensar, son los que se supone nos cuidan, que pareciera que nel ¿vaa? Mire, quitan la bendita luz, viera cuánto producto se me ha arruinado por los dichosos mantenimientos de más de 12 horas y eso nadie me lo paga… sí, le dije yo con una mirada inquisidora, porque luego de comprarle unos tacos para freír, me tocó una diarrea que para qué le cuento.
Imagínese, me dijo, la temperatura sigue a millón, ni paz tiene uno, sin luz y con calor, ¡nambe!
Y con eso del “gobierno popular”, que parece están maleados con los que producen la energía y entonces no hay, y de paso amolados porque por parte de la estatal como que ya días no se llega ni a producir para encender una bombilla dicen, bueno a mí ni me crea, lo que sí es que se ha sentido el bajón en todo, ayer me tocó ir a traer un familiar al hospital, tuvieron que enjaranarse los pobres para pagar la cirugía en un privado, porque el enfermo tenía un mes de estar echando espalda esperando para que le operaran una pierna, pero la cola era más larga que la del punto de la Rivera a las seis de la tarde.
¿Se imagina?, si allí no había nada de nada, y sin aire donde lo tenían porque se había fregado el aparato y esperando estaban.
Dice un primo de la doña que la cosecha está mustia, más seca que garganta de cosaco, que no sé quiénes son, pero que pasan con sed según dicen ¿y entonces? Ya me imagino que van a empezar que todo más caro, si de por sí comerse un plato de frijoles con huevo ahora es de los platudos, a nosotros nos toca comprar dos huevitos y media de frijoles molidos, me dijo, señalando lo que llevaba, esa es la medida de moda. Nada de lluvia, mucho calor, nada de acción y mucha promesa, así mero estamos. Sí compa, me dijo, mientras despachaba a otro cliente que llegó a comprar media de frijoles; mire, me dijo riendo, ¿ya ve que no son pajaritas? Mejor vaya a freír eso, porque a las ocho quitan la luz, dicen que por otro mantenimiento, no vaya a ser que le toca comer helado, así por lo menos hoy, que es domingo, se lleva los güirros a molear, a vitrinear pues, porque para comprar no ajusta, pero sí hay aire que refresque y es gratis, aunque no me extrañaría que cobren un día, porque ¡para los moles agarramos todos! Este calor está perro compa, nos está secando todo, ¡desde el bolsillo hasta el alma!
