No se preocupe, ni por su falta de memoria y mucho menos de que vaya a hablar de mecánica cuántica y cosas parecidas, cosa que sugiere ese nombre. Hace ya mucho tiempo, cuando la televisión en colores tomó por asalto las salas de las casas, la empresa Sony ofreció la maravilla del momento, el televisor Sony Trinitrón.
Sony llevaba la delantera en tecnología y también en mercadeo; nadie quería otro que no fuera Trinitrón. Algunos fabricantes salieron con nombres parecidos que, desde luego, sólo fueron comprados por los de menos recursos. Durante varios años Sony dominó completamente el mercado de primera línea de televisores a color.
¿Alguien recuerda el Trinitrón? Su desaparición no se debió a que otras marcas le ganaron en mercadeo con mejores nombres, nada que ver. Lo que sucedió fue que, en efecto, la competencia se abalanzó sobre el mercado directamente en el campo de Sony: Tecnología.
Antes, la calidad de imagen y sonido de Sony era única pero luego, como tenía que suceder, otros le alcanzaron y superaron. Ahora, en el campo de los televisores a color la mayoría de las marcas ofrecen la misma calidad, la tecnología (a veces robada) es prácticamente igual. Lo mismo sucede con los automóviles: Mercedes, BMW y Audi (a una considerable distancia de los dos primeros) eran los líderes en tecnología e innovaciones.
¿Vidrios eléctricos, control remoto para las puertas, aire acondicionado? Casi exclusivo de las marcas líderes en imagen. Ahora, con la equiparación de la tecnología, hasta el más barato carrito chino ofrece lo mismo que las grandes marcas: pantalla, cámaras de retroceso, radar, etcétera. Prácticamente todos son iguales; excepto (todavía) por la imagen de marca.
No es lo mismo conducirse en un Mercedes que en un BYD (Build Your Dreams, Construya sus Sueños), desde luego. Pero por cuestión de costo y la equiparación de calidad, la supremacía absoluta está disminuyendo y, me atrevo a decir, que en un futuro no muy lejano desaparecerá, como sucedió con la del Trinitron.
¿Aburridos? Ahora se pone peor. La enorme proliferación de marcas de autos nos ha dejado a muchos en la ignorancia. Hasta no hace tanto tiempo existían unas seis u ocho marcas predominantes, todos conocían sus nombres y sus emblemas y logotipos. No es muy difícil pronosticar que esas marcas súper famosas terminarán igual que el Trinitrón.
Kodak hasta hace algunos años era lo máximo en fotografía, impresión de fotos y hasta cámaras, especialmente las de bajo precio. La tecnología terminó el dominio de Kodak y de otros fabricantes de productos similares, entre ellos la japonesa Fuji.
Algo parecido sucedió con una famosísima empresa tecnológica, la IBM (International Business Machines), que durante mucho tiempo reinó en el campo de las computadoras, cuando eran tan grandes que se necesitaban salones especialmente refrigerados para instalarlas.
Cuando apareció la primera computadora personal el presidente de la IBM, demostrando su falta de visión, dijo que en el mundo quizá habría mercado para unas cinco (5). IBM conoció su momento de triunfo y dejó pasar la oportunidad, lo mismo sucedió con otra empresa (de fotocopiadoras) llamada Xerox, que desarrolló lo más moderno en el ramo.
Pero luego fue alcanzada por muchos otros hasta que apareció Internet y toda la tecnología de que disfrutamos ahora, el resultado es que casi nadie fotocopia nada, todo se envía por correo electrónico (que también va en camino de desaparecer) y otros medios más baratos, veloces y mucho mejores. El caballo condujo al hombre a los tiempos modernos.
Las grandes invasiones, el desarrollo de ciudades se hizo en su mayor parte sobre sus espaldas. Hubo un tiempo, no hace mucho, en que cada persona tenía un caballo propio que utilizaba para dirigirse a sus oficinas y centros de trabajo, coches tirados por caballos llevaban más gente por menor precio, también fue de gran ayuda para transporte de carga.
En cada ciudad importante había establos donde cuidaban los caballos de los hombres de negocios y en general de los viajeros. De repente alguien inventó la producción en serie de autos y el precio se hizo asequible para las multitudes.
La industria de monturas, látigos y todo lo relacionado (incluyendo los establos donde cuidaban los caballos) todo desapareció o se redujo, en las ciudades importantes en apenas un año. En la actualidad sólo los ricos pueden tener caballos, los que pasean en lugares especiales (algunos pobres tienen pobres caballos a los que esclavizan detrás de un carretón) pero éstos también desaparecerán muy pronto.
El auto (motos incluidas) que ahora reinan en el transporte personal y de carga, también desaparecerán, es seguro que algo vendrá a sustituirlo, incluyendo el teletrabajo como un gran factor. No está muy lejano el día en que sólo los ricos podrán tener autos (aunque ahora parezca imposible) y habrá lugares especiales para que los conduzcan, como sucede con los caballos. Nada es eterno, sólo el cambio.