El coordinador del Sistema Penitenciario de Honduras, general de brigada Ramiro Fernando Muñoz, reveló la existencia de módulos clandestinos de lujo dentro del Centro Penitenciario Nacional de Támara, en Francisco Morazán.
Las instalaciones fueron desmanteladas y los reclusos trasladados a cárceles de máxima seguridad como parte del nuevo proceso de reordenamiento carcelario.
Muñoz detalló que en espacios diseñados para albergar a 40 privados de libertad, solo se encontraban cinco.
Estos gozaban de privilegios como televisores plasma, camas matrimoniales, aire acondicionado, refrigeradoras, baños privados y hasta conexión Wi-Fi.
Se construyeron incluso paredes de bloque y cemento, creando habitaciones que comparó con suites de hotel dentro de la cárcel de Támara.
“Muchos vivían mejor que un ciudadano promedio”, señaló Muñoz, quien aseguró que “no habrá más contemplaciones” dentro del sistema penitenciario.
Además, confirmó que al menos 22 funcionarios penitenciarios serán destituidos por complicidad o permisividad en la construcción y funcionamiento de estos espacios irregulares.
“Administrar el centro es una obligación. Quienes no cumplan, se van”, advirtió.
Reos extraditables entre los beneficiados
Entre los internos que habitaban estos módulos de lujo figura Darwin Orlando Ramos Díaz, un extraditable solicitado por la justicia de Estados Unidos, cuya entrega fue aprobada en forma diferida en febrero de 2025.
Según Muñoz, más de 6,000 reos han sido trasladados a cárceles de máxima seguridad como parte del proceso de reestructuración penitenciaria.
Protestas y destrucción por parte de internos
Las medidas han provocado reacciones dentro del penal. Reclusos del Módulo de Sentenciados 1 rompieron colchones y cámaras de seguridad en señal de protesta.
Algunos privados de libertad denunciaron a través de medios de comunicación que están durmiendo en el suelo y que no cuentan con agua ni condiciones mínimas.
“No tenemos agua, colchones, estamos durmiendo en el puro hierro”, manifestaron algunos internos en entrevistas con medios locales.
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A pesar de las protestas, las autoridades reiteraron que el cambio es inmediato y obligatorio, y que el modelo de control penitenciario se transformará siguiendo el modelo Cecot, aplicado actualmente en El Salvador.
Muñoz recalcó que no se permitirá el regreso a un sistema desigual, en el que unos pocos gozaban de privilegios mientras la mayoría sufre hacinamiento y precariedad.