La espera continúa. Los 133 cardenales electores reunidos en la Capilla Sixtina no lograron llegar a un consenso durante la primera votación del Cónclave, tal como lo evidenció la primera «fumata» papal: el humo negro que ascendió desde la chimenea instalada en el techo del recinto vaticano.
El tradicional símbolo, que marca la conclusión de cada jornada de votaciones en el Cónclave, indicó claramente al mundo que, por ahora, no hay nuevo Papa.
La elección del sucesor de Pedro continuará este miércoles 8 de mayo, cuando los cardenales retomen las deliberaciones.
Conforme al protocolo del Cónclave, para que un candidato sea elegido Pontífice debe contar con una mayoría de dos tercios de los votos.
Esta primera ronda, como muchas en la historia reciente, ha servido más para tomar el pulso entre los purpurados que para consagrar un nombre definitivo.
En las calles de Roma y frente a la Plaza de San Pedro, fieles, turistas y medios de comunicación esperaban con atención la señal del humo, que volvió a teñirse de negro, en una escena que combina tradición, misterio y expectativa global.
El próximo Papa será el número 267 en la historia de la Iglesia Católica. Aunque aún no se vislumbra un favorito claro, el proceso continuará bajo la más estricta confidencialidad hasta que el humo blanco anuncie al mundo la elección del nuevo Vicario de Cristo.