La posible reelección de Donald Trump y sus promesas de endurecer las políticas migratorias y comerciales generan una gran preocupación en Centroamérica.
Para muchos países de la región, las remesas enviadas por sus ciudadanos en el extranjero son una fuente esencial de ingresos.
En algunos países centroamericanos, al menos el 90% de estas remesas provienen de Estados Unidos, y representan un motor clave de la economía local, dado que son utilizadas principalmente para el consumo y mantenimiento familiar.
Trump ha propuesto medidas más restrictivas en términos migratorios y comerciales, lo cual podría afectar tanto la permanencia de los migrantes como la estabilidad de las remesas.
Según Fitch Ratings, la dependencia económica de Centroamérica de las remesas vuelve a estos países particularmente vulnerables ante cambios en las políticas estadounidenses, y cualquier restricción podría tener efectos negativos en sus economías.
Además, una política comercial más restrictiva afectaría también las exportaciones de países como México y El Salvador, que dependen en gran medida de los mercados estadounidenses.
En contraste, Kamala Harris, desde su papel en la administración de Joe Biden, promueve la iniciativa “Centroamérica Adelante”, que busca fomentar la inversión y el crecimiento económico en la región.
Su enfoque se centra en abordar las causas de la migración irregular mediante la creación de oportunidades locales, de modo que los ciudadanos centroamericanos no necesiten emigrar.