La ciudad de Nueva York enfrenta mayor presión para albergar a miles de inmigrantes; aunque se reporta que más de 80,000 no ciudadanos han llegado a la Gran Manzana, actualmente más de 57,000 son los que reciben ayuda, por lo que la Alcaldía rescatará su proyecto del gran centro de alojamiento en Randall’s Island.
Dicho proyecto se desarrolló en 2022 en la isla situada entre Harlem, el sur del Bronx y el norte de Queens, pero ahora será retomado, anunció el alcalde Eric Adams.
El centro, para el que no se han comunicado fechas de apertura, acogerá a hombres adultos, tendrá una capacidad de mil camas y ofrecerá “una serie de servicios” adicionales, supuestamente comida y asesoramiento legal, aunque no se especifica en el comunicado emitido por la Alcaldía.
Una idea similar se anunció el pasado octubre y la Alcaldía llegó a levantar una carpa gigante, pero el bajo número de personas interesadas llevó a su cierre solo tres semanas después, sin que se comunicara entonces el coste de la operación fallida.
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Costo de Construcción
Sin embargo, el flujo constante de inmigrantes llegados a Nueva York a lo largo de todo el año, incluso en los meses más fríos ha hecho a la Alcaldía reconsiderar su necesidad, y Adams anunció que esta vez será el estado de Nueva York el que asumirá el costo de construcción, mantenimiento y contratación de personal.
“Mientras el número de solicitantes de asilo crece por centenares cada día, tensando nuestro sistema hasta el punto de quiebre y aun más allá, es un esfuerzo cada vez más hercúleo el encontrar suficientes camas cada noche”, dijo Adams, quien lleva meses advirtiendo de que la ciudad ya no dispone de suficientes recursos y ha pedido ayuda al gobierno central.
A lo largo de un año de crisis migratoria, Nueva York ha habilitado 190 “alojamientos de emergencia” –entre ellos hoteles, gimnasios o escuelas, donde tienen preferencia las familias– y trece grandes centros destinados principalmente a hombres solos.
La ciudad de Nueva York es la única en Estados Unidos que tiene la obligación legal –por una norma que data de los años setenta del pasado siglo– de dar alojamiento a cualquier persona sin techo, sea o no ciudadano estadounidense, pero ya el mes pasado el alcalde Adams anunció que iba a comenzar a aplicar un tope de seis meses de estancia para poder dar entrada a los recién llegados.
Es esa condición de “ciudad refugio” la que atrae a muchos inmigrantes, aunque también ha ayudado que el gobernador de Texas, el republicano de línea dura George Abbott, haya fletado cientos de autobuses para trasladar a inmigrantes desde la frontera sur hasta Nueva York; la semana pasada, Abbott se jactó de haberse deshecho de 28,000 inmigrantes de este modo.
Con información de EFE