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viernes, marzo 21, 2025

Nuestra ciudad, siempre adelante, valiente y hermosa

Desde su fundación, atribuida al Adelantado don Pedro de Alvarado, la ciudad de San Pedro Sula ha sobrevivido el paso de los años entre épocas de sombras y luces; los piratas, en los primeros años, la pretendieron someter y la atacaron incendiando sus caseríos, situados en el municipio de Choloma. Años después, la sociedad se refugió en el Valle de Sula, bajo la sombra acogedora de la montaña de El Merendón, lugar que ocupaban los pobladores criollos, españoles e indios para reunirse en sus festividades y hacer sus meriendas.

El pequeño poblado fue creciendo a la orilla del río Piedras y Bermejo, surgiendo después el río Blanco, Chotepe, El Palmar, río Frío, Manchaguala, Chotepe y otros que ya, en la inmensidad del Valle, forman parte del gran Chamelecón y del Ulúa, todos ellos, fuentes de agua dulce que se van al mar y son los responsables de que la ciudad no sufra escasez de agua, aun en nuestros tiempos. Estos mantos de agua son bien cuidados por los pobladores y autoridades locales, junto a organizaciones y pobladores en general que los cuidan y protegen como su mayor tesoro.

En el silencio de los siglos siguientes, la ciudad poco a poco fue llamando la atención de pobladores en otras regiones del suelo patrio, a ella llegaron pobladores del occidente, el oriente y el Sur, y poco a poco vinieron de otros países, amenazados por las guerras y epidemias. Es así como llegaron pobladores de Belén, Jerusalén, Alemania, Francia, países árabes, Turquía, España, de América del Sur y otros pueblos vecinos, atraídos por la belleza y adelanto que ya comenzaba a exponer nuestra ciudad. Ese conglomerado de pueblos y razas se ha unido con el pasar de los años, al progreso y desarrollo de lo que es conocida como la Gran Ciudad y no podrán quitarle el nombre de la Ciudad Capital Industrial del país.

Hoy la violencia y falta de seguridad de los que habitamos nuestra madre tierra, la amada San Pedro Sula, nos está obligando a pasar momentos difíciles, pero así como ayer se levantó del fuego y la muerte, hoy más que nunca la generación de este tiempo está obligada a salvarla de nuevos piratas, y hacerla surgir como el águila, con la fuerza de sus hombres y mujeres que siempre se sentirán orgullosos de su futuro que surgirá con más fuerza que nunca entre el cantar de sus pájaros y su floresta hermosa y bella.

San Pedro Sula, adelante, con tus triunfos, el trabajo y amor de tus habitantes te llevarán a ser la más pujante y hermosa en toda la región.

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