27.5 C
Honduras
jueves, mayo 16, 2024

MEDICINA PREHISPANICA

La medicina ancestral tiene presencia en nuestros países desde siempre, cuando hablamos de ella, hacemos referencia a, la forma mediante la cual los habitantes de estas latitudes afrontaron las enfermedades y la medicina aplicable a estas; hoy la seguimos utilizando… de forma más o menos consciente. La medicina prehispánica en concreto constituyó un sistema integral de conocimientos acerca de la salud y las enfermedades, así como de la manera de abordar los problemas relacionados con estas. Tuvo respuestas congruentes para aquella realidad. A pesar de sus numerosas aportaciones, la medicina prehispánica ha tenido una posición subordinada en relación con la medicina que trajeron los europeos. La visión euro-centrista del mundo, ha impedido apreciarla en su plenitud, ofreciendo una visión sesgada, al margen de su “realidad histórico social”.

En el México Antiguo existieron escuelas de médicos, que eran formados desde sus primeros años de vida, ahí aprendían no sólo técnicas terapéuticas, sino también la filosofía y cosmovisión del Anáhuac y mantenían permanentemente un estrecho vínculo con la naturaleza y con todo su entorno. Una persona altamente preparada tanto física como energéticamente era el encargado de cuidar y preservar esta medicina, hoy en el mundo “moderno” conocemos a estas personas con el nombre de chaman (término proveniente de Siberia; y en estas tierras el equivalente es al nahual tijax maya); o curandero.

El curandero Practicaba todo tipo de terapias como sangrados, purgas, cortes, puntos, hidroterapia, abortos y rezos. También daba “golpes y palazos” al paciente… Recurrió a amuletos, talismanes, pintó signos en las casas, cultivó sus propias hierbas, flores y hongos, para la adivinación de problemas sociales y metafísicos de las personas y su impacto personal y social; era una especie de oráculo.

¡Sanar primero el alma! para luego entrar en el ser, la mayoría de las enfermedades eran producidas por el desequilibrio entre las partes frías y calientes del cuerpo; a conclusiones similares llegarían los griegos y los chinos en este sentido tiempo después. No hay que olvidar que el equilibrio tenía que ver con la posición del individuo en el universo y la capacidad de relacionarse con este, el hombre tenía que estar en armonía con el “todo” del que formaba parte integral; debía permanecer en armonía con la selva, las montañas, las piedras, los minerales y los animales. El equilibrio lo dictaba el cosmos, no los individuos…. Levantarse al alba, desayunar, disponerse para trabajar, comer, descansar, cuidar la casa, la familia, los hijos, dormir adecuadamente, hacer el amor, respetar los ciclos de la luna y los del sol, vivir permanentemente de forma harmónica con el entorno y los calendarios solares y lunares; todo debía estar en permanente equilibrio. La falta de este generaba la mayor parte de las dolencias de las personas; volvía a los seres vulnerables y permeables a los males… ¡hablar de equilibrio hoy sigue siendo una modernidad! Vivir en equilibrio es todo un arte.

Una práctica terapéutica y ritual ancestral es el Temazcal (casa de sudor o lugar donde se suda en náhuatl) un habitáculo tipo domo hecho de ramas y pieles o en su defecto de barro, en donde las personas ingresan al recinto previamente calentado con piedras volcánicas y diferentes hierbas aromáticas, siguiendo un protocolo específico para proceder a limpiar cuerpo y alma, de la mano del temazcalero; la persona encargada del ritual de inicio a fin…para lograr el equilibrio del cuerpo.

Y ¿cuáles son los beneficios de Temazcal ya conocidos hace más 3,000 años? limpia y depura las impurezas de la piel, elimina toxinas, limpia el sistema respiratorio, refuerza el sistema nervioso central, mejora la circulación sanguínea, ayuda a controlar el ácido úrico y el colesterol, reduce la ansiedad, el estrés, mejora la estabilidad muscular; también se utiliza hasta la actualidad para labores de parto. Si una persona está en equilibrio, difícilmente será cliente de la Seguridad social o de un médico; nada bueno para el sistema en el que vivimos; el equilibrio es poder.

Aparte del Temazcal hay una gran tradición herbolaria en el área que no podemos olvidar. Existen cualquier cantidad de plantas conocidas por sus beneficios no solo para la salud sino también para contrarrestar enfermedades. Simplemente en México existen alrededor de 5,000 plantas medicinales. Utilizaré tres ejemplos sorprendentemente cercanos: El aguacate se puede usar de diferentes formas con fines medicinales, se puede aplicar el aceite de aguacate en las articulaciones para aliviar el dolor reumático, se pueden tomar infusiones de semillas de aguacate para eliminar los parásitos estomacales, se puede comer pulpa de aguacate para mejorar la digestión y el tránsito intestinal, o en mascarillas de aguacate para hidratar la piel y el cabello. El achiote se puede usar para aliviar la prostatitis, la bronquitis, la diabetes, el vitíligo, la fiebre, el dolor de cabeza y la diarrea. El árnica, se puede usar para tratar dolores musculares, contusiones, heridas, picaduras, torceduras y artritis; y así otras 4,957 plantas o más… Siempre buscando equilibrarnos.

En este mundo “moderno” el estrés puede contribuir a generar muchos problemas de salud tanto físicos como mentales. Algunas de las enfermedades relacionadas con el estrés son: hipertensión, enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, depresión, ansiedad, ataques de pánico y neurosis. También puede afectar a la piel, el sistema digestivo y el sistema inmunológico. Es vital buscar el equilibrio, los habitantes del mundo prehispánico no solo sabían de medicina, sabían cómo vivir en armonía con el universo; ¡sabían de equilibrio!

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: