Una masacre en Querétaro marca un punto crítico en la percepción de seguridad en una ciudad históricamente considerada como una de las más seguras de México.
Este ataque, llevado a cabo por cuatro hombres armados en el bar Los Cantaritos, dejó un saldo de diez muertos y siete heridos, lo que ha generado gran conmoción tanto en la ciudad como a nivel nacional.
Los atacantes llegaron al lugar en una camioneta, de la cual descendieron armados con armas de alto calibre y comenzaron a disparar, provocando una escena de pánico entre los presentes.
La Secretaría de Seguridad Pública de Querétaro, a cargo de Juan Luis Ferrusca Ortiz, confirmó los detalles del ataque y la detención de una persona que será remitida a la Fiscalía General.

Las autoridades también indicaron que el vehículo utilizado por los agresores fue posteriormente incendiado, lo cual fue captado por cámaras de vigilancia.
El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, expresó su condena en redes sociales y afirmó que el gobierno estatal está movilizando todos sus recursos para capturar a los responsables.
Además, Kuri aseguró que se intensificarán los esfuerzos para proteger las fronteras del estado y salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos.
Este trágico suceso plantea preguntas sobre la evolución de la seguridad en ciudades que hasta ahora habían evitado la ola de violencia ligada al crimen organizado, reflejando una expansión de la inseguridad que afecta a diversas regiones del país.