En la era digital, la manosfera se ha convertido en un fenómeno creciente que afecta la percepción de la masculinidad y la salud mental de los hombres.
Este término engloba una serie de comunidades en línea que discuten sobre el rol del hombre en la sociedad, incluyendo movimientos como los activistas por los derechos de los hombres (MRAs), los hombres que siguen su propio camino (MGTOW) y los llamados “célibes involuntarios” (INCELS).
Aunque algunas de estas comunidades surgieron como espacios de apoyo, muchas han derivado en discursos de odio, misoginia y victimización masculina, lo que puede tener serias consecuencias en la salud psicológica de sus integrantes.
El psicólogo Michael Kimmel, experto en estudios de género y masculinidades, ha analizado cómo la frustración y la sensación de pérdida de privilegios llevan a algunos hombres a desarrollar resentimiento hacia las mujeres y la sociedad.
En su libro Angry White Men, Kimmel explica que muchos hombres dentro de la manosfera sienten que han sido dejados atrás por los cambios sociales y reaccionan con ira y aislamiento.
Este fenómeno contribuye a un aumento en los niveles de ansiedad, depresión y en algunos casos, violencia. Uno de los mayores riesgos de la manosfera es que refuerza una visión rígida de la masculinidad basada en la dominación y la negación de la vulnerabilidad emocional.
Los hombres que se sumergen en estos discursos pueden desarrollar una percepción distorsionada de las relaciones interpersonales y una resistencia a buscar ayuda psicológica.
Esto es preocupante si se considera que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres tienen tasas más altas de suicidio que las mujeres, en parte debido a la falta de estrategias saludables para manejar sus emociones.
El impacto psicológico de la manosfera no solo se limita a sus miembros, sino que también afecta la sociedad en general. El aumento de comunidades que fomentan la misoginia y la victimización masculina contribuye a la polarización de género, generando desconfianza y conflictos en las relaciones interpersonales.
Además, al promover la idea de que el hombre debe ser autosuficiente y fuerte en todo momento, se refuerza el estigma en torno a la salud mental masculina, impidiendo que muchos busquen el apoyo que necesitan.
Para contrarrestar estos efectos, es fundamental fomentar modelos de masculinidad más saludables y flexibles. Promover el pensamiento crítico en los jóvenes y educar sobre la importancia de la inteligencia emocional puede ayudar a prevenir que caigan en discursos dañinos.
Además, la psicología debe desempeñar un papel activo en la creación de espacios donde los hombres puedan expresar sus emociones sin temor a ser juzgados. La manosfera es un fenómeno con un impacto significativo en la salud mental masculina.
Mientras algunos buscan en estas comunidades un sentido de pertenencia, muchos terminan atrapados en narrativas que refuerzan el aislamiento y la negatividad.
Abordar este problema requiere un esfuerzo conjunto para redefinir la masculinidad de manera más inclusiva y saludable, permitiendo a los hombres desarrollar herramientas emocionales que les ayuden a enfrentar los desafíos de la vida sin caer en el resentimiento y la desesperanza.
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