Somos demasiado serios los columnistas de opinión, graves en el trato del tema y de nosotros mismos, con lo que a veces olvidamos el summum de nuestro oficio: proveer esperanza, no sólo destilar crítica amarga, la duda, la sospecha y la condenación. El humor fino puede en ocasiones motivar más profundo al alma que la desconfianza o la acidez, por lo que hay que practicarlo de vez en cuando pues es otro ángulo desde el cual comentar o enjuiciar la realidad. Surge, por ende, una posible ecuación: si como pueblo riéramos más, ¿ocurriría menos violencia?, “Tienes el hechizo de la liviandad”, canta Agustín Lara. Y ella cree que es elogio.
Las siguientes cartas de niños son ciertas y fueron escritas para Dios, en una clase norteamericana de escuela dominical, por niños de cinco a siete años.
- Querido Dios, en vez de permitir que las personas se mueran y tener que hacer otras nuevas, ¿por qué mejor no te quedas con las que tienes ahora? Juanita.
- Querido Dios, gracias por mi hermanito, pero no me escuchaste bien, yo recé por un perrito. Vilma.
- Querido Dios, tú, que todo lo puedes, ¿por qué no sacas del mundo las habichuelas y las cebollas? Si lo haces te prometo no volver a pelear con mi hermanito. Marta.
- Querido Dios, si miras hacia mí en la iglesia este domingo te voy a mostrar mis zapatos nuevos. Miguel.
- Querido Dios, ¿no puedes decirle al Ángel de mi Guarda que espante los mosquitos mientras duermo? ¡A mí no me hace caso! Billy.
- Querido Dios, Leí que Tomás Edison hizo la luz, pero en la iglesia me enseñaron que fuiste tú. Me parece que ese tipo te robó la idea. Atentamente, Nelson.
- Querido Dios, quizá Caín y Abel no se hubieran matado si cada uno hubiera tenido su propio cuarto. A mí me funciona bien así con mi hermano. Eduardo.
- Querido Dios, te pido que le pongas cabellos a mi abuelito. No me gusta que digan en la escuela que su cabeza es bola de billar. Marcos.
- Querido Dios, no me parece que alguien pudiera ser un mejor dios que tú. Bien, sólo quiero que sepas que no digo esto porque eres dios. Carlos. j. Querido dios, pensaba que el color naranja no pega con el lila hasta que vi un atardecer, cuando se ponía el sol del martes. ¡Espectacular! Eugenio.
k Querido Dios, ¿de verdad que tú querías que así fuera la jirafa o es accidente? Norma.
- Querido Dios, ¿quién dibuja las líneas alrededor de los países? Nancy.
- Querido Dios, fui a un matrimonio y ellos se besaron dentro de la iglesia. ¿Hay problema en eso? Augusto.
- Querido Dios, llovió todo el tiempo durante nuestras vacaciones y mi papá quedó muy bravo. Dijo algunas cosas sobre ti que la gente no debía decir, pero espero que no lo castigues. Tu amigo (no puedo decir quién soy).
- Querido Dios, favor, mándame un pony. Yo nunca te pedí nada antes. Puedes revisar tu computador. Guillermo.
- Querido Dios, quiero ser igualito a mi papá cuando sea grande, pero no con tantos pelos en el pecho. Samuel.
- Querido Dios, pienso tanto en ti de vez en cuando, aun cuando no estoy orando. Margarita.
- Querido Dios, de todas las personas que trabajaban para ti, prefiero a Abel y a Noé. Roberto.
- Querido Dios, seguro que es muy difícil para ti amar a todas las personas en el mundo. En mi familia hay sólo cinco personas y nunca lo logro… Nury P.
El humor es antídoto contra el fanatismo…