El 7 de octubre, un sábado por la mañana, un día sagrado de la semana en la tradición judía, que coincidió con la festividad judía de Simjat Torá, las comunidades judías del sur de Israel lindantes con la Franja de Gaza, fueron atacadas repentinamente por terroristas.
Con el paso de las horas, el brutal ataque perpetrado por Hamás (cuyo nombre completo es el “Movimiento de Resistencia Islámica”) resultó en más de 1,400 personas asesinadas y más de 240 tomadas como rehenes en Gaza. Entre ellas había mujeres, niños y ancianos. Este fue sin duda alguna el ataque más horrendo en la historia de Israel.
Pero también fue una traición al Islam y sus principios. No hay nada en el Islam que justifique este terrible ataque. El Islam, como una religión divina, denuncia la violencia y el terrorismo. Y en nuestra cosmovisión, el sagrado Corán afirma la fe completa en todos los profetas. Como se declara en la Sura Ali Imran 84: “Creemos en Dios y en lo que nos ha sido revelado y lo que fue revelado a Abraham, Ishmael, Isaac, Jacob y sus descendientes: y que fue otorgado a Moisés, Jesús y otros profetas de su Dios, no hacemos distinción entre ellos y a Él nos sometemos plenamente”.
Además, con respecto a la matanza de personas inocentes, el Corán señala claramente, en la Surah AlIsraa, Aya7 33: “No mates a ninguna persona a la que Dios haya prohibido matar”. Incluso capturar mujeres, ya sean yazidíes en Sinja, Irak, o judíos israelíes de Nir Oz, ya sea que sean mujeres musulmanas o no, está absolutamente prohibido en el Islam.
Está claro que Hamás ha violado el Islam. Por consiguiente, este es mi mensaje a Hamás: están traicionando al Islam. Están danzando sobre la sangre de almas inocentes que han asesinado. ¿Qué Islam permite el asesinato de inocentes en el nombre de la religión y de Dios? ¿Qué religión permite la masacre de personas indefensas? Ustedes construyen vuestra gloria con los cráneos de aquellas víctimas indefensas. ¿Cómo van a afrontar el Día del Juicio ante Dios? ¿Qué le dirán? ¿Acaso le dirán que los judíos de esas comunidades son todos infieles y ateos? ¿Le dirán que no son servidores humanos de Dios? Les digo: ¡en ese día se morderán los dedos y no habrá nadie que los ayude!, en ese día, todas las víctimas inocentes estarán ante Dios, y dirán: “Señor, ¿por qué pecado nos mataron, por qué crimen nos masacraron, hicieron permisible nuestra sangre, dejaron huérfanos a nuestros hijos, despojaron a nuestras mujeres, nos dispersaron y nos privaron de la vida que Tú nos diste?”
Realizo un llamamiento a las instituciones islámicas: ¿Acaso no ven cómo los asesinos de Hamás están bailando sobre la sangre de personas inocentes? ¿Qué derecho tienen para derramar su sangre? ¿Por qué ley niegan su santidad? Saben que Hamás tiene la culpa. Ustedes saben que han falseado la verdad, distorsionado la religión, derramado la sangre de inocentes y traicionado su honor. Han distorsionado las leyes del cielo, de la Torá, los Evangelios y el Corán. Deben hablar. Aquí no hay justificación para el silencio ante lo que fue perpetrado en nombre del Islam, mientras se regocijaban matando, distribuyendo dulces y deseando la aniquilación judía.
También me dirijo a aquellos que profesan la sabiduría y emiten fatwas-sin sus fatwas, tentaciones y promesas de vírgenes en el paraíso, la juventud no perseguiría la muerte, ni odiaría la vida. Vuestras fatwas emitidas en el nombre del Islam simplemente legalizan la violencia, el asesinato y el suicidio.
Lo ocurrido el 7 de octubre no fue por un conflicto político, sino un atroz ataque terrorista en el nombre del Islam. No obstante, quiero asegurarles que Israel continuará adoptando todas las medidas necesarias para traer a los cautivos de regreso a sus hogares a salvo con sus familias, para proteger a sus ciudadanos y para destruir las capacidades de Hamás. El mundo debe darse cuenta: Israel no está luchando contra los palestinos. Los palestinos no son los enemigos de Israel. El enemigo es Hamás y su odio venenoso hacia Israel, como se refleja en la carta fundacional de Hamás. Israel, siempre se ha esforzado por lograr una paz duradera, valiente, a través de un diálogo directo y honesto, exactamente como lo exige el Corán en su Surah Al-Ankabut Ayat 46: “Y no discutan con los que recibieron las Escrituras (judíos y cristianos) si no es con buenas palabras y de la mejor manera…” Rezo a Allah para que esto se convierta en realidad… Amén.