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jueves, abril 18, 2024

La Virgen de Suyapa

Hace más de una década, cuando las cosas ya comenzaban a empeorar, sucedió algo digno de estudio y fue que la imagen original de la Virgen de Suyapa fue traída a San Pedro Sula por decisión de Iglesia católica, y el plan fue que recorriera la Avenida Circunvalación. Sucedió algo que nadie jamás pudiera imaginar en ese momento, hasta el más descreído, ¡la imagen desapareció en medio de la multitud!, pero no fue ni un milagro ni nada parecido, simplemente la muchedumbre era tan grande que el vehículo que la portaba no podía avanzar, se atascó en el tráfico, y lo programado se vino a tierra y la inquietud de los organizadores fue enorme. Fue asunto de varias horas y muchos miles de personas que querían ver de cerca a la Virgen.

No dudamos que la Iglesia ha tenido sus momentos interesantes en la historia de los pueblos, y hoy que Honduras necesita de unidad, de fraternidad, es cuando es propicio reflexionar el sentido de este día. No se trata de imponer criterios religiosos y debemos respetar la fe de cada quien. Lo importante es el llamado de la Madre de Dios para que sus hijos sean unidos, que no se hagan daño entre sí y sobre todo su sermón, sí, su sermón, dicho durante las bodas de Caná: “Hagan lo que mi hijo les diga”. Y estas palabras son el centro del sentido de la advocación de Santa María de Suyapa, tan hondureña como sus platos típicos, costumbres, su música y la alegría de un pueblo que, por cierto, le quieren robar la misma.

Prácticamente ya terminando la presente semana, en la que se prometió dilucidar el tema de la elección de los magistrados, de la sordera de las autoridades ante la exigencia del pueblo por el encendido de las cámaras del 911, ante el encarecimiento de la comida, útiles escolares, inseguridad ciudadana y demás plagas, es que nos llama a la reflexión del porqué tanta calamidad y siempre, la Madre de Dios nos remite a la Palabra cuando recordamos que hemos estado tendiendo a olvidarnos de las cosas eternas y trascendentales, con dureza de entendimiento y no somos fáciles de humillar delante de la presencia de Dios.

Y esto lo recogemos del diálogo con el diálogo de Moisés y Yahvé en el libro del Éxodo: “Di a los hijos de Israel: Sois un pueblo de dura cerviz; si por un momento yo me presentara en medio de ti, te destruiría. Ahora pues, quítate tus atavíos, para que yo sepa qué he de hacer contigo”. Allí está la advertencia clara, y no es que Dios nos castigue con delincuencia y ahora con incertidumbre política, no, simplemente son los efectos de ser intratables y tercos como pueblo, irrespetando a nuestros semejantes y muchas tropelías más.

Sin embargo, en el segundo libro de Crónicas, nos promete Dios mismo: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el Cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”. Eso es lo que Dios prefiere, nos restaurará y Él no miente, siempre y cuando nos humillemos en su presencia. Viendo más o menos con una propuesta real, nos regocijamos como hondureños, con orgullo de serlo, de celebrar el Dios de la Virgen de Suyapa, Madre de Dios y Madre nuestra.

EditorialLa Virgen de Suyapa

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