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domingo, abril 28, 2024

La verdadera historia: La obra de Chopin que salvó a un pianista judío de ser ejecutado

He sufrido viendo la película “El Pianista” sobre el gueto judío en Varsovia, en los años cuarenta, y confieso que la última escena es la más dramática de las que he visto sobre las atrocidades nazis durante la ocupación alemana en Polonia.

La película, dirigida por el también polaco Roman Polanski, se centra en las memorias reales del pianista polaco Wladyslaw Szpillman, que ve a su familia judía transportada en un tren de mercancías como animales a un campo de exterminio. Y él se esconde, ayudado por amigos que lo admiraban como pianista, durante varios años en edificios abandonados y, finalmente, en el ático de un edificio, fuera del gueto.

 El anuncio de la película “El Pianista”, dirigida por el polaco RomanPolanski, cuyos padres murieron en un campo nazi de exterminio
de judíos.
El anuncio de la película “El Pianista”, dirigida por el polaco Roman Polanski, cuyos padres murieron en un campo nazi de exterminio de judíos.

Muerto de hambre, desnutrido y sucio, Szpillman (genialmente interpretado por el actor americano de origen polaco, Adrien Brody) es descubierto, finalmente, por un oficial alemán que inmediatamente sospecha que es un polaco judío.

Le encañona con su pistola Luger el oficial, un capitán de nombre Wilm Hosenfeld de la temida “Wehrmacht” y le pregunta qué hace escondido en ese ático y a qué se dedica:

Muerto de miedo, Szpillman -en la película, Brody- contesta:

– “Bueno, soy pianista… o lo era”.

– “Muéstralo (“show me” en inglés), le contesta desafiante, indicándole un viejo piano cercano.

Brody quita lentamente la manta que cubre el teclado. Ejercita sus dedos y sabe que tiene solo un oyente, pero esta vez su vida va en juego.

Y empieza a tocar con energía renovada la Balada Número 1 Opus 23 en Sol Menor del compositor y poeta polaco Fréderic Chopin, la que tantas veces ha sido tocada en las transmisiones de la Radio Polaca.

En la película, toda la familia, menos “El Pianista”, murieron encampos nazis de exterminio de judíos en Polonia.
En la película, toda la familia, menos “El Pianista”, murieron en campos nazis de exterminio de judíos en Polonia.

Hosenfeld busca una silla y se sienta a disfrutar la música.  Se nota que es un amante de las artes y la música clásica. Pensará que es una pena acabar con la vida de este genio de la música, no por Polonia, pero sí por la humanidad.

– “Puede disparar cuando quiera, estoy listo”, le dice el pianista al terminar la primera balada de las cuatro de Chopin, que en realidad ha hecho partes de ella ya que es muy larga, de casi diez minutos.

– Puede quedarse en el ático, pero no haga ruido. Le traeré de vez en cuando comida y un abrelatas para que pueda -al fin- abrir esa lata de pepinillos que lleva encima.

Soy un periodista de investigación y eso es lo que he hecho durante varias semanas para averiguar que pasó en realidad con el pianista polaco judío Wladyslaw Szpilman y el oficial alemán Wilm Hosenfeld.

(Lo hago por profesión y por razones familiares, mi abuelo materno era un arqueólogo ruso judío, de orígenes polacos).

Se vieron por última vez, el 12 de diciembre de 1944, cuando el oficial le llevó comida y el prometido abrelatas.

Y le dio información confidencial: “Esto se termina para usted, nos retiramos… en pocas horas llegarán las tropas soviéticas”.

Y, al ver que se moría de frío, se quitó su largo abrigo y se le dio: “Tengo otro en el auto que me espera”, y le prometió escucharlo en la Radio Polaca.

En menos de tres horas, aparecían en las calles de Varsovia las primeras avanzadillas de las tropas soviéticas y con rebeldes polacos, celebrando la huida de los invasores alemanes.

El pianista, eufórico y alegre, sale a la calle con el abrigo puesto del oficial alemán y lo reciben a balazos.

“Que soy polaco, no me disparen”, les dice, al reconocer el error de ponerse ese abrigo de un militar alemán.

Hosenfeld junto a más de 300 soldados y oficiales alemanes fueron detenidos por las tropas soviéticas y recluidos. Le hizo saber al pianista, por medio de otro músico, que estaba preso y que lo ayudara, así como lo hizo con él.

El pianista, ya afeitado y duchado, trata de contactarlo, pero le avisan que Hosenfeld ha sido trasladado a una prisión en la Unión Soviética. Szpilman y otros polacos a quienes también había ayudado, solicitaron su liberación, pero los soviéticos se negaron hasta que cumpliera su condena de 25 años. El capitán sufrió frecuentes torturas y brutales interrogatorios. Murió en esa prisión en el 1952.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, en Polonia vivían unos tres millones de judíos, la mayor colonia judía en Europa. Tras el Holocausto y los campos nazis de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, murió más del 90 por ciento. El gran total de toda Europa, son uno seis millones de judíos muertos.

Szpilman siguió tocando el piano en Radio Polonia y dando conciertos con sinfónicas.  En menos de un año, escribió sus memorias. Murió en el año 2002.

La película “The Pianist” ganó tres Premios Oscar en Hollywood en 2002: al Mejor Director (Roman Polanski), al Mejor Actor (Adrien Brody) y al Mejor Guion Adaptado (Ronald Harwood). También estaba nominada como “Mejor Película”, “Mejor Fotografía” y “Mejor Vestuario”.

Y en el Festival Internacional de Cannes, la “Palma de Oro”.

(Polanski recibió la estatuilla dorada del Oscar cinco meses después, ya que es un fugado de la justicia norteamericana, acusado de tener relaciones sexuales con una menor de 13 años, en 1977).

La Unión Soviética liberó a Polonia de la cruel ocupación alemana nazi en 1945. Pero instauró una dictadura marxista-leninista que obedecía las órdenes de Moscú, durante 45 años.

Polonia es ahora un país próspero, con un 90 por ciento de católicos y miembro de la Unión Europea y la alianza atlántica OTAN.

Por Alberto García Marrder, desde Europa, Para “EL PAÍS”, “Proceso Digital”, “La Tribuna”, y “Contexto” de Honduras.

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