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lunes, abril 29, 2024

La Navidad por su nombre

Las cosas se deben llamar por su nombre, más allá de los pseudo exégetas que predican cosas retorcidas, de los “genios del marketing” o de las influencias de los “lobbys” que de-construyen la cultura de nuestros pueblos. La Navidad tiene un sentido mucho más amplio, no vamos a discutir acerca de la fecha en que ocurrió, lo importante es que ¡sí ocurrió!, y hoy venimos a decirles a todos los hondureños, al mundo entero ¡Feliz Navidad!, y no “felices fiestas” (así con minúsculas) de una manera seca e impersonal. Ese es uno de los reemplazos, quieren sacar a Dios hasta de las mismas tradiciones, quieren abolir el mensaje verdadero del Evangelio de Jesús de Nazareth, la buena noticia de la salvación eterna del alma del hombre.

Al ser la misma luz, el camino, la verdad y la vida, siempre ilumina y quema las realidades, hoy que en Honduras nos debatimos en medio de un –disculpas por lo gráfico- estercolero de corrupción, lo podrido de las intenciones de los que nos gobiernan causando más incertidumbre y más pobreza, de la tacañería de algunos empresarios que no quieren reconocer en sus empleados o colaboradores –así les llaman ahora los especialistas en administración- un pago justo y a tiempo, donde la solidaridad quiere también ser abolida y reemplazada por el vacío del consumismo. Para eso es la Navidad, para revelar lo que está oculto, para tener valor y firmeza para alzar la voz y decir la verdad al mundo entero.

La Navidad también tiene muchos nombres sin necesidad de reemplazar de manera grosera y mercadológica y con matices ideológicos su sentido. Navidad es sinónimo de búsqueda de la paz, pero para ello debe haber hombre y mujeres con el compromiso de la búsqueda y encuentro con la justicia. Sin justicia no hay paz, así de simple. Es lo mismo que decir reconciliación, hoy más que nunca en la familia hondureña es tan necesario, sanar las heridas por medio del perdón y con el propósito de enmendar lo malo y trabajar como Dios manda para sacar adelante al país.

También la Navidad tiene un sentido de corrección fraterna y si es necesario, corrección con vara de hierro, para que el Congreso Nacional comience a trabajar y devuelva el dinero que se embolsan los diputados de manera indigna, corrupta y cínica al cobrarlo sin trabajar. ¡Eso también es Navidad!, así como también lo es el ya revelado y permanente intento de llevar al país al atolladero eterno del comunismo, ¡Honduras no quiere y repudia el comunismo por el simple hecho de que esta ideología –historicida y asesina- niega a Dios!

La Navidad también es la dignificación de las mujeres, al haber venido Dios mismo a través de una mujer, Dios así lo quiso, para demostrar que la nueva creación pasaría por María, el nuevo hombre, aquel Adán pecador del Paraíso, reivindicado en Jesús a través del misterio de la encarnación, del ejemplo de San José que, con su silencio, revela lo que debe ser la paternidad responsable cumple su misión protectora y providente por medio del trabajo honrado y no con el dinero fácil que otorga la delincuencia, sea de la común, organizada o la de cuello blanco.

La Navidad representa una cantidad enorme de cuestiones, pero la mayor es la de la salvación eterna del alma humana. Dejamos muchas cosas más en la mente, pero sí esperamos que los excesos no causen daño alguno por la manera de celebrar, que haya unidad familiar, que haya justicia, paz y reconciliación. Mientras el milagro sucede les deseamos a nuestros lectores, anunciantes y todos aquellos que nos hacen crecer ¡Feliz Navidad!

EditorialLa Navidad por su nombre

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