Bad Bunny no solo es un influyente en el ámbito musical, también ha sido tomado como ejemplo en el área científica.
Se ha realizado un análisis en el Colegio de Químicos de Puerto Rico desde la química cerebral.
Y se muestra el impacto ambiental y la innovación energética.
Bad Bunny y la teoría de los neurotransmisores
El Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR) ha presentado un análisis en el que asegura que la música de artistas como Bad Bunny activan neurotransmisores como dopamina, serotonina y oxitocina.
Generando placer, bienestar, euforia y un fuerte sentido de comunidad entre los presentes.
“La gente no solo baila, también se conecta bioquímicamente”, ha afirmado en un comunicado María Santiago Reyes, miembro del Colegio.
Este análisis se realizó como una previa a la residencia artística “No Me Quiero Ir de Aquí”, que ofrecerá el boricua en el Coliseo de Puerto Rico, en San Juan, con 30 presentaciones desde este 11 de julio.
“El fenómeno cultural que representa Bad Bunny también es una oportunidad científica para educar sobre temas urgentes como la sostenibilidad, la salud mental colectiva y transición energética” dijo la experta.
“La química del cerebro explica por qué miles de personas se sienten tan emocionalmente vinculadas a estas experiencias masivas”, indicó.