Tecnología. Una nueva tendencia en redes sociales ha puesto en evidencia las sorprendentes (y preocupantes) capacidades de la inteligencia artificial. Se trata de la búsqueda inversa de ubicación con ChatGPT, una herramienta que, a partir de una imagen, puede deducir con gran precisión dónde fue tomada.
Lo que comenzó como un experimento al estilo del juego Geoguessr (donde los jugadores intentan adivinar ubicaciones usando pistas visuales) ha demostrado el poderoso alcance del modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI.
Usuarios han compartido ejemplos en los que ChatGPT, al analizar una simple fotografía, ha sido capaz de sugerir ciudades, barrios e incluso direcciones específicas.
En uno de los casos más llamativos, una imagen tomada en Japón fue identificada por la IA como Arashiyama, Kioto, cerca del puente Togetsukyo, mencionando también el río Katsura.
Por otro lado, aunque no acierta con exactitud, sus respuestas suelen acercarse notablemente. En una imagen de un hotel en Rochester, por ejemplo, el modelo sugirió un edificio similar en la ciudad de Buffalo.

Razonamiento visual
La clave detrás de esta capacidad es el razonamiento visual de los modelos más recientes de ChatGPT, como los llamados o3 y o4-mini.
Estas versiones pueden analizar elementos arquitectónicos, estilos urbanos, señales y paisajes, generando respuestas con un nivel de detalle que antes parecía exclusivo del ojo humano.
No obstante, esta funcionalidad ha despertado alarmas por su posible impacto en la privacidad.
En una prueba compartida en línea, usuarios utilizaron imágenes del perfil de una influencer en Instagram.
Con solo unas pocas fotos, el modelo fue capaz de deducir no solo la ciudad, sino también un edificio específico y una dirección exacta.
Aunque se trataba de una residencia ampliamente conocida entre creadores de contenido, el resultado evidenció el alcance del sistema.

Información privada o sensible
Ante estas capacidades, OpenAI ha afirmado que sus modelos están diseñados para rechazar solicitudes que impliquen información privada o sensible.
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Sin embargo, como se ha comprobado, basta con suficientes pistas visuales para que la IA realice deducciones que podrían poner en riesgo la privacidad de una persona.
Expertos advierten sobre el uso indiscriminado de imágenes en línea, especialmente aquellas con fondos reconocibles o detalles únicos.
Aunque la tecnología puede ser útil en contextos como rescates, investigaciones o accesibilidad, también plantea interrogantes éticos urgentes.
El avance de la inteligencia artificial en el reconocimiento de imágenes abre nuevas posibilidades, pero también obliga a una reflexión profunda sobre el equilibrio entre innovación y protección de la privacidad.
En tiempos de IA avanzada, la precaución al compartir contenido visual se vuelve más necesaria que nunca.