¿Cómo se las arreglaban ustedes para llegar a lugares desconocidos sin el GPS? Me pregunta asombrada mi hija adolescente luego que hemos llegado a nuestro escurridizo destino, después de andar perdidas por media hora y con el aparato de navegación encendido y funcionando. Pues utilizando nuestro hipocampo, le contesto.
Esta área de nuestro complejo cerebro se encarga del almacenamiento y recuperación de los recuerdos, entre otras importantísimas funciones. Entre más la utilicemos, más orientados, atentos, concentrados, enfocados.
Estudios al respecto de cómo funciona esta estructura cerebral han revelado que las personas que conducen un automóvil (entiéndase por esto cualquier tipo de vehículo) por muchas horas al día -y se me vienen a la mente los conductores de taxi, Uber y los señores que llevan esos grandes camiones a través de carretera durante días a veces- muestran un hipocampo mucha más desarrollado que el de aquellos que no están expuestos a estas circunstancias.
Esto significaría que para los conductores profesionales es muy difícil perderse y que por lo tanto se mueven con más seguridad por todos lados.
O sea que, entre más dependientes de estos aparatos, más olvidadizos, menos capaces de prestar atención, más desorientados.
De todas maneras, estas nuevas tecnologías son de las más útiles si sabemos mantener un equilibrio resultan ser de mucha ayuda.
Imaginemos que nos dirigimos a un lugar lejano ya conocido, llevamos prisa y por lo tanto colocamos nuestro Google Maps porque éste nos indicará si acaso hay accidentes, nos llevará por los lugares menos transitados y alertará de objetos peligrosos en el camino.
Si de repente necesitamos desviarnos un momento y hacer una corta parada, no pongamos en pausa la aplicación y mucho menos la apaguemos porque al regresar, como ya conocemos el camino, nos podemos distraer e irnos sin esa guía, con lo cual corremos el riesgo de terminar en el sendero más saturado, accidentado, obstaculizado y hasta peligroso.
No importa si nos hemos apartado un poco, él nos redireccionará y podremos ponernos de nuevo en camino de una manera segura arribando con bien a nuestro destino.
¿Y si traemos esto a la vida real? Cuando estamos decididos a lograr un objetivo que nos resulta importante, el enfoque (que será nuestro GPS) nos ayudará a llegar a la meta.
No quitar el foco de ello, no distraernos, mantenerlo encendido todo el tiempo. No importa si necesitamos hacer una pequeña pausa antes de continuar.
Si logramos mantenernos encauzados, entonces ninguna aplastante multitud, ningún imprevisto o inconveniente nos afectará porque nosotros vamos bien guiados, concentrados en la vía correcta a lo que queremos.