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viernes, diciembre 6, 2024

Escuela Oasis de Esperanza, brinda educación de calidad a niños internos del Rivas

Los menores no se atrasan en sus estudios. Los pequeños aprenden cada día, ya sea en el aula o, en el caso de aquellos que no se pueden mover, la maestra va hasta su cama a impartirle las clases.

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SAN PEDRO SULA. La escuela Oasis de Esperanza, que funciona dentro del hospital Mario Catarino Rivas, es un gran apoyo para aquellos niños que permanecen internos en este centro asistencial porque, a pesar de su salud, ellos siempre pueden seguir recibiendo sus clases para no perder el año lectivo.

Desde hace 21 años, esta escuela ha cambiado la vida de los pequeños a través de la enseñanza.

Cuando los infantes llegan a este sanatorio y son hospitalizados por largo tiempo, ellos tienen la opción de continuar sus clases con normalidad, como si estuvieran en la escuela en donde fueron, en un inicio, matriculados.

Natalia Barahona, directora y docente del centro de estudios, expresó que “ya tenemos 21 años de estar desarrollando los procesos con el propósito de ayudar a los niños que ingresan al hospital y ayudarles en los procesos pedagógicos”.

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Contó que ellos, como institución educativa, forman parte de la Secretaría de Educación, ya que la escuela surgió entre un convenio con la Secretaría de Educación, Salud y la iglesia Ejército de Salvación.

La iglesia dota de materiales y algunas meriendas a los alumnos y la Secretaría de Educación ofrece los servicios del docente y las herramientas educativas, mientras que la Secretaría de Salud les brinda el espacio dentro del hospital.

En Oasis de Esperanza se atiende a niños desde prebásica a noveno grado en dos modalidades: sala-cama y aula de clases.

Las clases las imparten en horarios de 7:00 a.m. a 5:30 p.m., de lunes a viernes.

CLASES ESPECIALIZADAS

“En sala-cama, cuando los niños por su situación de enfermedad no pueden movilizarse a la escuela, nosotros vamos hasta donde están y desarrollamos las clases. Nuestra rutina todos los días es la visita a la sala pediátrica e investigamos y conversamos con los niños para ver si están matriculados, porque recibimos alumnos de todo el país”, expuso la directora.

Además, detalló que, cuando los menores ingresan al hospital y a la escuela, levantan un registro de los estudiantes y sus padres e identifican en qué grado o ciclo de educación básica se encuentra registrado.

“Aquí nosotros recibimos alumnos de escuelas gubernamentales y no gubernamentales. Cuando el niño o los padres están preocupados porque su hijo ha faltado a la escuela, entonces llamamos al maestro para informarle que está recibiendo las clases en el hospital”, refirió la maestra.

Están denominados como escuela hospitalaria y los procesos pedagógicos se desarrollan con horarios cortos.

En el salón de clases, los estudiantes pueden disfrutar de variedad de materiales didácticos y tienen un buen espacio de aprendizaje.

“Nosotros nos encontramos a veces con niños que están con fracturas, cirugías, infecciones, en la sala de neurocirugías y otras áreas”, finalizó diciendo la maestra.

“Estamos preparados para ofrecerles una educación de acuerdo con las necesidades de los niños. Cuando vienen a la escuela miran otro ambiente para que, dentro de la educación, puedan olvidar su condición de enfermedad. Por eso decimos, educar para vivir mejor con la enfermedad”. Natalia Barahona, directora y docente de Oasis de Esperanza.

CIFRA 364 niños recibieron clases este año en la escuela Oasis de Esperanza.

La maestra Natalia Barahona se ha esmerado siempre por darles a los pequeños pacientes una educación de calidad.
Si el paciente está interno en lo que dura el año escolar se le extiende su certificado de grado.
Cuando los niños no pueden acudir al aula, tienen la opción de recibir el pan del saber desde su cama.
Las madres también se involucran en las actividades escolares de sus hijos.

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