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viernes, junio 20, 2025

El futuro del sueño: dormir menos sin dañar la salud ya es posible

Un nuevo estudio científico podría transformar lo que sabemos sobre el sueño humano. Investigadores de la Academia China de Ciencias han identificado una mutación genética que permite a algunas personas dormir menos de lo habitual sin sufrir consecuencias físicas, mentales ni emocionales.

El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), fue validado por expertos internacionales tras rigurosos controles científicos.

El caso que despertó el interés científico

Todo comenzó con una mujer de 70 años que dormía apenas 6.3 horas por noche, lejos de las 7 a 9 horas recomendadas por la comunidad médica.

Sin embargo, su salud era óptima: sin fatiga, deterioro cognitivo ni problemas físicos. Al analizar su ADN, los investigadores encontraron una variación en el gen SIK3, específicamente una mutación llamada SIK3-N783Y, que parece acortar el tiempo de descanso necesario.

Este gen controla una proteína clave en la regulación de la duración y profundidad del sueño. La mutación reduce levemente su actividad, permitiendo un descanso más eficiente en menos tiempo.

Ratones genéticamente modificados confirmaron la hipótesis

Para comprobar que esta mutación era la causa del llamado “sueño corto natural” (Natural Short Sleep, NSS), los científicos la replicaron en ratones mediante técnicas de edición genética.

Los animales modificados durmieron menos horas, pero sus cerebros mostraron patrones de sueño profundo y reparador, especialmente una mayor actividad delta en los electroencefalogramas.

A nivel celular, la mutación afecta un proceso llamado fosforilación, esencial para múltiples funciones biológicas.

Se observaron cambios en proteínas ubicadas en las sinapsis neuronales, lo que confirma que el sueño está profundamente conectado con la actividad cerebral molecular.

Implicaciones médicas y éticas

Este descubrimiento tiene un gran potencial para tratar trastornos del sueño, como el insomnio, los desórdenes circadianos y la fatiga crónica.

También podría mejorar el rendimiento en profesiones que exigen alta eficiencia con poco descanso, como en la medicina de emergencia, la aviación o las misiones espaciales.

Aunque modificar genes humanos para lograr este efecto no está permitido, los científicos exploran el desarrollo de medicamentos que imiten los efectos de esta mutación sin necesidad de alterar el ADN.

Además del gen SIK3, el estudio detectó otras enzimas clave, lo que sugiere la existencia de una red genética compleja que regula el sueño.

¿Hacia un futuro con menos horas de sueño?

Este avance científico abre un debate: ¿deberíamos buscar dormir menos solo para ser más productivos? Los investigadores llaman a la prudencia ética, recordando que el objetivo no es alterar artificialmente a las personas, sino comprender mejor cómo funciona el sueño para ayudar a quienes realmente lo necesitan.

El sueño corto natural, antes considerado una rareza, ahora cuenta con una base genética clara.

Dormir menos y mantenerse saludable ya no es un mito: es una posibilidad científica respaldada por datos. Y aunque aún falta mucho por descubrir, este hallazgo marca un paso importante hacia terapias más eficaces y personalizadas para mejorar el descanso humano.

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