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lunes, abril 29, 2024

El COLIBRI UN PÁJARO LEYENDA

El colibrí o huitzil (espina preciosa en náhuatl) es un pájaro endémico del continente americano, presente en casi todos los ecosistemas del continente, de diminuto tamaño, pero de una belleza extraordinaria, en muchos ecosistemas a punto de extinguirse. El ave posee un llamativo plumaje que refleja los colores del arcoíris y sus movimientos sutiles le permiten acercarse a las flores sin dañarlas volando en todas direcciones. Es un pájaro de importancia capital en las culturas ancestrales del continente.

Una leyenda maya del colibrí cuenta que los dioses mayas, al crear todas las cosas de la Tierra, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra, le encargaron un trabajo, pero cuando terminaron se dieron cuenta que a nadie encargaron la tarea de “llevar los deseos y pensamientos de un lugar a otro”. No había barro ni maíz para hacer otro animal, entonces tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era diminuta y una vez terminada, soplaron sobre ella y salió volando. Los dioses habían creado al ‘x ts’unu’um’, el colibrí. El ave representa la resurrección de las almas, según las creencias mayas.  Si un colibrí se acerca a una usted, significa que alguien le manda buenos deseos y amor, o le advierte de un mal.

De igual forma, para los mexicas o aztecas Huitzilopochtli (colibrí zurdo o colibrí del sur) fue el dios de la guerra. El colibrí era protector e inspiración en la conquista de Mesoamérica durante el periodo Posclásico de 900 a 1521 DC. El colibrí era considerado mensajero de los dioses por su agilidad para volar, era reconocido como un aguerrido guerrero que encuentra su objetivo de forma precisa y certera, representaba la fuerza ante la adversidad y la confianza en uno mismo para superarla.

Huitzilopochtli tiene un rol destacado, como creador, en los mitos mexicas del México antiguo, sin embargo, las referencias más significativas son dos: el mito de su nacimiento prodigioso y su papel de guía durante la migración mexica desde Aztlán (lugar de origen mítico) hasta el hallazgo de la serpiente sobre un nopal y la fundación, de la gran Tenochtitlan, lugar donde hoy se levanta la Ciudad de México.

En nuestro continente más al sur, los pueblos originarios quechua e inca presentes en Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina también; tienen una relación especial con el colibrí.  Los colibríes en el Perú antiguo eran criaturas sagradas, asociados con el sol, la belleza y la revitalización. Los incas creían que el colibrí tenía el poder de atraer buena suerte y prosperidad.

Según una leyenda quechua, hace muchos años… una terrible sequía se extendió por sus tierras. Las plantas y el musgo se volvieron polvo y pronto los árboles empezaron morir por falta de agua. En ese momento, el colibrí, decidió hacer algo al respecto… se dirigió a la montaña más alta de la región, donde se encontraba el lago sagrado. Allí, tomó un sorbo de agua y voló de regreso a la tierra… El colibrí repitió este proceso muchas veces, llevando agua a la tierra y a los árboles sedientos. Finalmente, la sequía terminó y la lluvia comenzó a caer… Desde entonces, el colibrí ha sido considerado un símbolo de valentía y perseverancia en la cultura quechua.

En la mitología guaraní, el colibrí es conocido como “mainimbú” y también es protagonista mítico cultural. Según una leyenda guaraní, cuando una persona muere, su alma abandona el cuerpo en la tierra y continúa su existencia en forma de picaflor o colibrí. El alma se desprende y vuela a ocultarse en una flor a la espera de un mágico ser.  El “mainimbú” recoge las almas desde las flores, para guiarlas amorosamente al Paraíso…

Cuenta la leyenda que un mal día, en el bosque, se desató un enorme incendio. Las llamas crecían y devoraban todo. Todos los animales huyeron en estampida. Perdón, todos no, ¡todos menos uno! El colibrí… en medio del caos, iba y venía del fuego. Repitiendo el proceso incansablemente, yendo y viniendo una y otra vez… Pero el fuego, indiferente, no dejaba de crecer. Un jaguar, al verlo, le preguntó: ¿colibrí qué haces? ¿Por qué no huyes como todos nosotros en lugar de ir y venir? El colibrí le respondió: “voy al lago, cargo con agua mi pico, vuelvo al incendio y la suelto sobre el fuego”. El tigre le replicó: ¿crees que con eso vas a apagar el fuego? El colibrí, sin desanimarse, le respondió: “yo no sé si voy a apagar el incendio, pero estoy haciendo mi parte”. “El bosque me ha dado todo lo que soy, es mi origen y hogar”. Tengo un inmenso amor por él. ¿Cómo no voy a intentar salvarlo? El tigre y los otros animales se conmovieron al escuchar al colibrí y algunos se sumaron a sus esfuerzos. Los dioses, que miraban desde arriba, también se conmovieron. El cielo se cubrió de nubes y se desató una lluvia torrencial que apagó hasta la última llama.

Hoy la selva muere, la deforestación es constante en muchos lugares, los recursos se agotan y los gobiernos ante este descalabro son meros testigos, cada día desaparecen de nuestro entorno animales y plantas milenarias. El hombre no deja de robarle espacio a la selva y al bosque. El colibrí es historia, mitología y cultura, es vital cuidarlo.  El colibrí es patrimonio nuestro. La consciencia de hoy, nada tiene que ver con la milenaria…

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