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domingo, mayo 4, 2025

Desesperanza aprendida

¿Ha intentado llegar a su trabajo con la mejor actitud del mundo? ¿Alguna vez se ha propuesto comenzar el día con todo lo mejor que usted tenga? Lo desafiante de ello es la cantidad de desafíos que tiene contra ese propósito. Se levanta, y se va la luz. O bien, hay una tremenda cola que sin duda lo hace llegar tarde. Y por la prisa de la salida olvidó su libreta o computadora en casa.

Aún, con su reserva de optimismo, logra llegar al trabajo y lo recibe el compañero destruye ánimos que lo saluda diciéndole ¡Al fin llegaste!. En su avance por llegar, ya revisó su celular con todas las noticias bombas que ofrece el día. Cambiando de red social a red social, para encontrar que nuevamente los políticos están como perros y gatos.

Y pese a ello, intentar sonreírle al día. Vivimos en una sociedad con una aprendida desesperanza. Sistemáticamente, nos han enseñado que no hay salida. Que las cosas son, como son y debemos conformarnos a ello.

Aceptarlo. Algo que profundamente nos frustra, porque como seres humanos nos negamos a creer que esto es todo lo que hay. La desesperanza que aprendemos muchas veces viene de casa. De nuestros mentores y maestros. De la gente que nos rodea.

Muchos viven vidas apagadas y llenas de frustración que no pueden concebir gente con optimismo. Razones por la cual la ansiedad, el temor y la depresión se han apoderado de muchos corazones que ya no se atreven ni a soñar ni a creer.

Nos hemos llenado de tanto conocimiento y estadísticas que dejamos de estar expectantes a cosas nuevas y diferentes que el día nos puede enseñar. Yo lo quiero desafiar a algo, “desaprenda” la desesperanza. Y disciplínese a esperar algo bueno en medio de todo. N

os hemos vuelto así por no obtener muchas veces lo deseado. Por poner la esperanza en cosas y personas que no son las adecuadas. Poco a poco eso va construyendo un muro en nosotros que nos va creando profundas raíces de amargura.

Si usted quiere emprender, o mantener un negocio usted debe ser algo así como un loco optimista. Muchas veces terco y empedernido. Porque en los negocios es donde más lecciones de rechazo, problemas y desafíos tendrá.

Por eso considero que las personas de altura, deben ser personas de fe. ¡Se ocupa mucha! Y quiero compartirle un pequeño punto que aprendí para que vuelva a tener esperanza. ¡Crea en el poder de los pequeños pasos! Si usted aplica los pequeños pasos y los va evaluando verá como florece nuevamente la esperanza en usted.

Hace muchos años, tenía para mi negocio la idea de una meta de facturación, puse algo que en verdad era inalcanzable. Pero creí que podíamos. Me asesoré con un experto en ventas y me indicó que una meta tan alta podía lograrse, pero debía enumerar los pequeños pasos y establecer un plazo para lograrlo. Si no, el equipo se frustra. Y tira todo. Nos desesperamos por ver las cosas ya, en lugar de creer en los pequeños pasos. Y esto aplica a muchas áreas de nuestra vida, ya que, al obsesionarnos con esa gran meta, perdemos de vista el establecer pequeños pasos.

Usted mismo sabe, que si va dando pasos, eso significa que hay avance. La desesperanza aprendida viene, al compararnos con gente logrando cosas extraordinarias, sin que nos cuenten como lograron ese éxito que seguro no fue de la noche a la mañana.

Las metas se establecen para cumplirse, pero deben ser realistas. ¡Crea en el poder de los pequeños pasos y renueva su esperanza en lo que hace!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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