Recientemente -y muy a mi pesar- me ví envuelto en un pequeño debate sobre el origen o fuente del aguinaldo. Digo muy a mi pesar porque me he propuesto no discutir ningún tema con fanáticos.
Todo lo originó un comentario publicado en “las redes” en el que alguien decía que no había que agradecer al patrono por el aguinaldo ya que éste se había obtenido por la lucha del proletariado o algo así.
Desde luego que muchas conquistas laborales se deben a la lucha, nadie o muy pocos le iban a dar al empleado nada regalado, debían de ganárselo. De acuerdo en eso, no puedo dejar de reconocerlo.
Recientemente en los USA los empleados de la empresa Boeing, fabricante de aviones, recibieron un aumento escalonado del 38% de su salario en un período de 4 años.
Bien por ellos, difícilmente esa empresa lo hubiera hecho por iniciativa o voluntad propia, entre otras razones porque así es la mentalidad empresarial y humana y también porque enfrenta una competencia muy fuerte por parte del consorcio Airbus y otros fabricantes menores y muy pronto peleará de frente con la Corporación Aeronáutica Comercial de China (COMAC), lo cual definitivamente les afectará aún más el antiguo cuasi monopolio del ramo.
No obstante, hay que reconocer también que la presión del sector laboral puede conducir en un mediano o largo plazo a la terminación de la empresa productora de los empleos, algo así como un suicidio ciego en la distancia.
Honduras, una vez el primer productor de banano del mundo, líder en su desarrollo tecnológico moderno, ahora se ve obligado a importar bananos de la vecina Guatemala y otras naciones, simplemente porque producirlos en aquí se volvió demasiado caro; Honduras perdió su capacidad competitiva debido a muchas razones, pero, especialmente, a la constante presión sindical por mejores salarios y más beneficios.
Algunos recordarán -ya casi no quedan sobrevivientes- cómo eran las cosas antes de la Huelga del 54 cuando “la Bananera” por su cuenta proveía servicios médicos, transporte, educación, vivienda y muchos beneficios más a sus empleados.
Cierto que las condiciones de trabajo eran duras -era trabajo de hombres- pero jamás nadie ha pagado ni otorgado tantos beneficios como en aquellos dorados tiempos.
Después de la huelga las cosas se fueron poniendo más y más difíciles hasta que ahora, las empresas descendientes de la United Fruit Co.
no siembran banano, lo compran a productores locales -descendientes de los huelguistas- a quienes les toca enfrentar -aunque sin reconocer- las dificultades que en parte sus antepasados mismos crearon.
Pero la mayoría pasó a formar cooperativas que terminaron quebrando o en manos de nuevos empresarios cuyas tierras en producción son invadidas constantemente por otros descendientes de los “heróicos huelguistas”.
Regresemos a lo que dio origen a todas estas consideraciones; cierto que el aguinaldo es Ley, correcto.
¿Pero de cuáles bolsillos sale ese dinero? Desde luego que, de las empresas o patronos, de no existir éstos no habría aguinaldo… ni salarios.
¿Por otra parte, los proletarios convertidos en pequeños empresarios pagan el aguinaldo? No en todos los casos; el subempleo no concede garantías sociales de ninguna clase.
Una de las definiciones más precisas del término fanático es “la pasión desmedida e irracional que se tiene hacia algo, especialmente de índole política o religiosa.
Digo esto porque a estas alturas del desarrollo mundial seguir alegando públicamente sobre asuntos como ese del aguinaldo no es otra cosa que tratar de sacar a la luz, traer al presente, ideologías fracasadas rotundamente, tal y se comprobó con el derrumbe del marxismo en la ex URSS y otras naciones y el hambre y la pésima calidad de vida en las que aún tratan de imponer algo que, simplemente, no sirvió, caso de Cuba y su pobre pueblo.
El empresario necesita la fuerza laboral, de acuerdo, sin ésta no puede existir (al menos momentáneamente ya que la robótica y la IA avanzan implacables) y la fuerza laboral necesita del empresario, generador de empleos, fuente de los salarios y de qué más?
¡Del aguinaldo!
Los empleados se ganan y merecen el aguinaldo, no en todos los casos, pero digamos que la mayoría, pero es el patrono el que genera el empleo que lo produce, al igual que los salarios y otros beneficios.
No es el asunto del huevo o la gallina; sin empresas no hay empleos y punto, exceptuando los que produce el gobierno cuyos sueldos son pagados con los impuestos que salen del bolsillo de todos y, desde luego, los que genera el crimen que, hasta donde yo puedo entender, no paga aguinaldos, catorceavo, seguro social y nada de eso.
¿Verdad que es inútil a estas alturas seguir alegando cosas como esas? A propósito, ¿ya gastó por adelantado su aguinaldo y todavía quedó debiendo?.