El arte en sus diversas manifestaciones nos brinda la oportunidad de experimentar diferentes emociones. La pregunta que muchos se hacen a menudo es a qué se le denomina arte y a qué no. La Real Academia Española nos brinda una definición que nos acerca más a comprender su significado: “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.”
Antes de la era digital, los críticos de arte eran los únicos autorizados para juzgar una obra artística, pero esto ha ido cambiando. Ahora un “like” puede volver viral una fotografía, un video, una pintura o una canción. El arte se ha desbordado; no existe un parámetro único que nos indique los criterios a seguir. La audiencia que recibe el arte a través de las redes sociales es capaz de expresar los sentimientos que le provoca la representación artística, hacerla “viral” y contribuir a la monetización que favorece a los creadores de contenido.
Una persona con inclinación artística puede ser su propio productor o editor. Usando el apoyo de canales de ventas en línea como Amazon, prácticamente cualquier aspirante a escritor puede llegar a millones de potenciales lectores por medio de esta plataforma, que domina el 85% del mercado en línea. La auto publicación a bajo costo es un sueño hecho realidad para muchos escritores, brindándoles una mayor posibilidad de obtener ingresos económicos por su trabajo, evitando el largo proceso de las casas editoriales.
Algo similar ocurre con los músicos. Ahora ya no dependen de un sello discográfico para dar a conocer sus creaciones. La era digital permite a los compositores e intérpretes tener sus propios estudios de grabación a bajo costo, tener más control y disfrutar de los derechos de autor. Son más libres para decidir qué hacer y cómo hacerlo.
Una de las plataformas de streaming más populares es Spotify, que ha revolucionado el mundo musical, demostrando que el sello discográfico no es necesario para distribuir la música. El propio artista puede hacerlo sin intermediarios; solo debe asegurarse de cumplir con la normativa vigente de derechos de autor.
Una vez que ha cumplido con este requisito, puede recibir pagos por las reproducciones que hacen los usuarios. Con tanta libertad, los creadores pueden utilizar un lenguaje inapropiado para menores de edad. Por ello, a raíz de las quejas de los padres de familia, los dueños de la plataforma optaron por una censura “light”.
En 2018 decidieron que “cualquiera que quiera evitar escuchar malas palabras puede optar por bloquear el contenido explícito en su configuración y, a menudo, se ofrecerán versiones limpias en su lugar.” Sin embargo, géneros musicales como el reguetón o los corridos pueden incitar a la violencia y promover otras formas de degradación humana.
Desde la perspectiva del arte, estos géneros podrían ampararse bajo el derecho a la libre expresión, pero surge la pregunta de cómo afecta esta libertad a la manipulación de los más jóvenes. Aunque estos debates no son nuevos, ya que antes de la era digital existían géneros como las rancheras, que fomentaban el machismo y el consumo excesivo de alcohol, y otros como el rap y el reggae, que en ocasiones promovían el consumo de ciertas hierbas alucinógenas.
Lo que hace este momento histórico diferente a otros períodos de la humanidad es el alcance masivo de la música en plataformas como Spotify, Apple Music o YouTube Music, es que amplifican el impacto de estos contenidos. Esto plantea el desafío de encontrar un equilibrio entre la libertad artística y la responsabilidad de proteger a las audiencias más vulnerables. Como en todo, hay pros y contras. Un gran beneficio es que las expresiones artísticas y las oportunidades de darse a conocer ahora son mucho mayores. Sin embargo, esto plantea el dilema de cómo aprovechar esa visibilidad para fomentar valores que contribuyan al bienestar de la humanidad, evitando que caigamos en la barbarie.
El desafío radica en encontrar un equilibrio entre la libre expresión y la promoción de principios que impulsen una sociedad más justa y consciente. La visión de lo que es arte y lo que no radica también en nuestra propia forma de ver la vida.
Para algunos, el arte debe tener un propósito altruista; para otros, el arte es una forma de expresión humana que no tiene que tener una postura en particular. Ahora que la inteligencia artificial, como en el caso de ChatGPT, es capaz de crear formas de expresión artística, como la pintura o la poesía, ámbitos que antes se consideraban un privilegio exclusivo de los seres humanos, surge una nueva frontera en el mundo creativo. Sin embargo, ese es un tema que merece una discusión aparte y lo abordaremos en otro artículo.