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jueves, mayo 8, 2025

Viviendo en el futuro

Muchos de los pronósticos que la ciencia ficción nos ha venido haciendo durante los tiempos se han cumplido.
Algunas de esas predicciones han sido increíblemente exactas, como la novela «De la Tierra a la Luna» de Julio Verne, escrita en 1866, convertida en realidad apenas cien años después, hay que tomar en cuenta que cuando lo hizo aún estábamos muy lejos del primer avión (hermanos Wright, 1903).
Verne, para sorpresa de todos, seleccionó el lugar del lanzamiento novelesco precisamente en el mismo sitio de donde partió el Apolo 11 en 1969.
Carros voladores, fax, internet, televisión, teléfonos inteligentes, inclusive la Inteligencia Artificial (AI de ahora en adelante), todo lo estamos viviendo.
Para los que nacieron con un celular en la mano y las maravillas tecnológicas modernas, todo eso es el presente.
Pero, para quienes crecimos sin nada de eso, sólo con las anticipaciones de ficción, la realidad es que estamos viviendo en el futuro.
No dejo de maravillarme cuando una tarjeta pegada al vidrio de mi auto abre o cierra el portón eléctrico sin que yo tenga que mover un dedo, también se puede hacer con el teléfono por medio de una App.
Será normal para algunos, ¡pero para mí es el futuro!
En uno de esos populares restaurantes de comida rápida no hay un ser humano que tome órdenes o a quién pagarle la cuenta, todo lo hace una pantalla inteligente. Ahí está el menú, todas las variantes posibles, aún con gustos personalizados y, desde luego, todas las formas de pagar, menos dinero en efectivo, que está desapareciendo (no sólo por la situación económica, que conste).
Por cierto, esas pantallas son más rápidas e inteligentes que muchos cajeros de otros restaurantes.
Eso, al igual que los autos voladores y muchos otros inventos que ahora son realidad, los vimos hasta en programas cómicos de televisión como los «Jetsons» (Los Supersónicos) y muchos otros.
De nuevo, para los de la generación de la TV en blanco y negro, lo que vivimos ahora es el futuro, para los que nacieron con TV digital es el presente.
Sin duda la mejor película de ciencia ficción de la historia (Odisea del Espacio 2001 de Stanley Kubrick) estrenada en 1968, todavía está adelantada a nuestra época.
Siempre he pensado que deberían cambiarle el nombre a Odisea del Espacio 3001, «remasterizarla» y hacer un relanzamiento ya que, para los nuevos, 2001 es el pasado y la película aún se puede ver como en el futuro.
De paso, los efectos especiales manuales (recuerde, 1968) no tienen nada que desear a los actuales, hechos desde una computadora.
En el campo de la realidad científica, el cambio climático que afecta nuestro planeta fue pronosticado mucho antes de que sus efectos empezaran a sentirse e, inclusive, también antes de que se hablara de los contaminantes que lanzamos a la atmósfera o a los mares.
Eunice Newton Foote (norteamericana, 1819-1888) fue la primera científica en teorizar que incluso aumentos moderados en la concentración de dióxido de carbono (CO₂) atmosférico podrían provocar un calentamiento global significativo, así que todo lo que estamos viendo y viviendo (y lo que posiblemente viene) en realidad es futuro para nosotros, presente para hijos y nietos.
Vivimos en el futuro los que vemos con asombro los sistemas GPS que permiten tantas cosas, desde las más prácticas -como la ayuda para conducir autos por las intrincadas calles de cualquier lugar del mundo- como para saber la posición exacta -en tiempo real- de toda persona, donde quiera que se encuentre en el planeta.
¿Alguien recuerda cuánto costaban las llamadas internacionales vía teléfono fijo?
Yo sí, por eso digo que entre las cosas más increíbles se encuentran las videollamadas, no sólo por la tecnología que lo hace posible, sino porque es de las pocas cosas (casi) gratis que nos ha traído este futuro sorprendente.
Voy a escribir más sobre aquello que el presente/futuro ha ido eliminando, como, por ejemplo, los parches para las llantas, así como la maravilla del fax, tan de corta existencia debido al correo electrónico o los telegramas (no todos saben qué es eso) o las cartas manuscritas, en papel, con sobre y estampilla y también los carteros que las entregaban.
Me siento feliz de haber visto llegar el futuro y vivir en él, trato de mantenerme al día con lo que es relativamente fácil, debido precisamente a la tecnología; en mi teléfono celular se encuentra toda la información recopilada por la humanidad desde el comienzo de los tiempos, todo -literalmente- al alcance de mi mano.
¡¡¡Yo estoy viviendo en el futuro!!!

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