Moscú. Cuando escuchamos de perros callejeros, pensamos en caninos que sufren en las calles por la falta de un techo, de amor, y sobre todo por comida.
Sin embargo, hay historias diferentes, como el caso de «Krugets», el «firulais» ruso que siendo un animal de la calle, sufre de extrema obesidad.
«Krugets» vive en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, de raza Gran Danés y ha engordado tanto que apenas puede moverse.
Expertos explican que esta raza canina es la más grande del mundo y en promedio pesan entre 136 kg y 181 kg.
Voluntarios de Nizhni Nóvgorod encontraron hace poco a un perro callejero tan gordo que aullaba de dolor todas las noches.
Además, apenas conseguía ponerse a cuatro patas por el insoportable dolor articular.
Varias personas tuvieron que colocar al perro en una gran báscula, y al parecer su peso dejó atónitos a todos.
Krugets pesaba 99,9 kilos (220 libras), por lo que, nadie podía entender cómo un perro callejero podía llegar a pesar tanto.
«Por el momento, el perro ya ha sido examinado por un nutricionista, le hemos hecho análisis de sangre, pero serán necesarias muchas más pruebas para descartar patologías endocrinas», declaró uno de los voluntarios que rescató a Krugets.
Asimismo, tienen la teoría sobre la extrema obesidad del perro. Krugets merodea por un concurrido mercado donde la gente suele arrojar restos de comida.
🐶An obese #dog weighing 70 kg (154 pounds) was rescued by volunteers in Nizhny Novgorod, #Russia. Now Krugets is undergoing treatment at the veterinary center. Special dietary food, regular walks and caring clinic staff are the key to his recovery.
How did Krugets end up in… pic.twitter.com/FaiOd63Khh
— RT_Documentary (@RT_Doc) November 13, 2023
No pueden realizarles rayos X por la obesidad
«Es casi imposible realizarle un examen completo», explican voluntarios. «Es necesario hacerle una radiografía, pero para llevarla a cabo el perro debe perder al menos 50 kg, porque los rayos simplemente no penetran en las articulaciones».
Incluso mantener a Krugets en el hospital veterinario es un problema, porque las instalaciones no tienen jaulas lo suficientemente grandes para que quepa su gran complexión.
Financiar todas las pruebas, la dieta necesaria y todos los analgésicos supone una pesada carga para el presupuesto de los voluntarios.
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Krugets sigue necesitando analgésicos todos los días y, aunque ha empezado a perder peso y puede levantarse por sí mismo, todavía no puede moverse.
«Es muy cariñoso, le encanta que le acaricien y no ha mostrado ningún signo de agresividad hacia sus cuidadores», aseguran los voluntarios.