Una nueva controversia política se desató en redes sociales entre la diputada Iroshka Elvir y el ministro de la Secretaría de Planificación Estratégica, Ricardo Salgado, luego de que ambos intercambiaran duras declaraciones que rápidamente captaron la atención pública.
Todo comenzó cuando Elvir, diputada por el departamento de Francisco Morazán, criticó en su cuenta de X (antes Twitter) el comportamiento de simpatizantes del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre) durante la conmemoración del Día del Trabajador.
En su mensaje, la congresista escribió:
“Violentos, radicales, sin escrúpulos y llenos de odio contra todo el que piense diferente… Así es el narco familión que nos gobierna”.
La publicación fue una reacción a un incidente en el que un funcionario simpatizante de Libre agredió verbalmente a una doctora protestante que participaba en las manifestaciones del 1 de mayo.
La crítica no tardó en recibir respuesta por parte del ministro Ricardo Salgado, quien defendió al gobierno de la presidenta Xiomara Castro y cuestionó las afirmaciones de Elvir:
“Demuestre que somos narcos. Si tan valiente es, vaya acúsenos, presente pruebas. […] No ganarán nunca, porque su participación es puro oportunismo. Pero sigue usted mintiendo […] MENTIR TAMBIÉN ES CORRUPCIÓN”.
El cruce de palabras escaló cuando Iroshka Elvir redobló su ofensiva con comentarios aún más despectivos.
Tildó a Salgado de «vaca de garra» y lo acusó de ser un mero instrumento del poder al que defiende:
“Jaja, la vaca de garra cree que es parte del familión. Vos solo sos un tonto útil que los apoyás. A vos no te invitan a los cumpleaños, no estás con ellos en Navidad. Lamento arruinarte el sueño, tonto útil, a vos ni el familión te aprecia. Eso sí, en noviembre se te acaban los lujos también”.
Este cruce de declaraciones ha generado múltiples reacciones tanto en redes sociales como en círculos políticos, donde algunos ven el enfrentamiento como una muestra del creciente desgaste en el discurso político nacional.
Mientras otros lo interpretan como una señal de profundas divisiones entre las figuras de oposición y el oficialismo.