La capital hondureña amaneció este viernes cubierta por una espesa capa de humo producto de los incendios forestales que rodean el Distrito Central, opacando el cielo y transformando un día cálido en una jornada de alerta ambiental.
La situación ha provocado afectaciones significativas en la actividad aérea y representa un grave riesgo para la salud de la población, especialmente de los grupos más vulnerables.
Según informaron las autoridades, los incendios forestales activos no solo contaminan la calidad del aire en Tegucigalpa, sino que también han obligado a alterar operaciones en el aeropuerto debido a la baja visibilidad causada por el humo.
Las autoridades monitorean constantemente las condiciones para garantizar la seguridad aérea.
La población más afectada por esta situación son los adultos mayores y los niños, quienes son más propensos a desarrollar complicaciones respiratorias por la exposición prolongada al humo.
Muchos han tenido que acudir a centros de salud en busca de asistencia médica. Especialistas en salud advierten que la inhalación de humo puede causar desde irritación ocular y tos persistente, hasta agravamiento de enfermedades respiratorias crónicas como el asma.
Las cifras oficiales revelan una problemática de larga data: en los últimos 15 años, el 70% de los incendios forestales en el país han sido provocados deliberadamente, ya sea por pirómanos o actos criminales.
Solo en lo que va del año, Honduras ha registrado más de 568 incendios forestales, que han consumido cerca de 21 mil hectáreas de bosque a nivel nacional.
Las autoridades han reiterado el llamado a la población para evitar actividades que puedan generar incendios, como la quema agrícola no controlada, y han urgido al Congreso a endurecer las penas contra los responsables de provocar fuegos en áreas protegidas.
Mientras tanto, Tegucigalpa sigue respirando bajo el humo, con sus habitantes esperando medidas más contundentes que frenen la destrucción ambiental y protejan su salud.