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martes, julio 1, 2025

Sarah Picovsky, una hondureña cuenta el horror del fuego cruzado entre Irán e Israel

TEGUCIGALPA. La hondureña Sarah Picovsky, quien vive en Israel y que ahora pasa en zozobra por los estruendos de las sirenas que anuncian los misiles dice que “no da tiempo de correr”.

Ella está en Jerusalén con toda su familia, y contó cómo es vivir con el corazón en vilo. Desde su ciudad, la compatriota relata como son las amenazas constantes.

Con mucha preocupación dijo que las alarmas no cesan, el miedo se siente en la piel, y cada noche es una apuesta por despertar al día siguiente.

“Estamos a la espera de la quinta escalada de ataques de Irán. Es tenso”, señala, mientras está atenta a los mensajes de advertencia que envían para que se protejan.

Con angustia expresó que “ahorita acaban de enviar un mensaje que vayamos a los refugios”.

El relato de Picovsky contrasta con la frialdad estratégica del ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quien esta mañana escribió

en su cuenta de X: “Arde Teherán”, tras confirmar un bombardeo de la aviación israelí sobre un depósito de petróleo en la capital iraní.

Ese mensaje cerró con fuerza la advertencia previa del propio Katz: “Si Jamenei continúa disparando misiles contra el frente interno israelí, Teherán arderá”. Y eso es lo que ya ocurre.

DESTRUCCIÓN Y ATAQUES

Las Fuerzas Armadas israelíes confirmaron un ataque aéreo sobre objetivos militares en Teherán mientras intentaban repeler una nueva oleada de misiles lanzados desde Irán.

En suelo iraní, los ataques ya dejan al menos 90 personas muertas, incluidos 31 en la provincia de Azerbaiyán Oriental, y decenas de heridos.

Israel, por su parte, enfoca su ofensiva en destruir sistemas de defensa aérea, misiles balísticos, almacenes estratégicos y figuras clave del régimen, entre ellos científicos nucleares y altos mandos de la Guardia Revolucionaria.

En medio de esta guerra sin cuartel, Picovsky y miles de civiles enfrentan una realidad que no eligieron: la vida entre sirenas, alarmas y refugios.

“Cada vez que escucho una alerta, corro. A veces pienso si será la última vez”, comparte entre lágrimas contenidas. Para Picovsky y muchos como ella, el conflicto no es solo geopolítica, sino sobrevivencia diaria.

Tomado de tunota.com (Xiomara Orellana)

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