Redacción. Mantener un hígado saludable es fundamental para el bienestar general, y la ciencia apunta a que algunas bebidas naturales pueden ser grandes aliadas en esta tarea.
El jugo de remolacha, el té verde y el café son reconocidos por sus propiedades que ayudan a preservar la función hepática, reducir la inflamación y proteger contra enfermedades como la cirrosis o el hígado graso.
Beneficios del jugo de remolacha
El jugo de remolacha destaca por su alto contenido en antioxidantes y nutrientes esenciales como potasio, vitamina C y betalaína.
Esta última, en particular, es clave para combatir el daño oxidativo y reducir la inflamación en las células del hígado.
Estudios indican que la betalaína puede prevenir complicaciones graves en personas con cirrosis, como el síndrome hepatopulmonar.
Organizaciones especializadas como FundaHígado respaldan el consumo de jugo de remolacha fresco y sin azúcares añadidos como una estrategia efectiva para limpiar y proteger el hígado, especialmente en casos de enfermedad del hígado graso no alcohólico.
El aporte del té verde para la salud hepática
El té verde es rico en catequinas, potentes antioxidantes que ayudan a disminuir la inflamación y proteger las células hepáticas.
Su consumo regular se ha asociado con una menor incidencia de enfermedades como la cirrosis, hepatitis y hígado graso.
Un metaanálisis publicado en el International Journal of Clinical and Experimental Medicine señala que beber té verde habitualmente puede reducir significativamente el riesgo de patologías hepáticas graves.
Además, el té verde contribuye a mejorar el metabolismo de las grasas, limitando la acumulación de lípidos en el hígado.
Sin embargo, los expertos recomiendan consumir esta bebida en su forma natural y con moderación, pues los extractos concentrados pueden elevar las enzimas hepáticas en algunos casos.
Café, un aliado contra la cirrosis
El café, consumido con moderación, tiene efectos protectores sobre el hígado y puede reducir el riesgo de cirrosis.
Según la British Liver Trust y varios estudios recientes, beber café regularmente se vincula con menores tasas de cirrosis y ciertos tipos de cáncer hepático.
Los antioxidantes y compuestos antiinflamatorios presentes en el café limitan el daño celular y la fibrosis hepática.
Interesantemente, incluso el café descafeinado o instantáneo ofrece beneficios similares, lo que indica que los efectos positivos no se deben únicamente a la cafeína.
Consumir de tres a cuatro tazas al día, preferiblemente sin azúcar ni cremas, puede ser una forma sencilla y efectiva de apoyar la salud del hígado.
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