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domingo, mayo 4, 2025

Quién aprieta tus botones, es porque le diste ese poder

Admiro los pacificadores. Sobre todo, porque la paciencia quizás no sea una de mis virtudes. Toca cultivarla, pero sin duda admiro a aquellos que tienen virtudes de sobra hasta para dar.

Ser un pacificador no necesariamente es alguien que evita los conflictos. Sino que, intenta todo, antes de ir al combate.

El famoso libro del “Arte de la guerra Sun Tzu” habla de que la mayor batalla que podemos ganar, es aquella que evitamos. Y en ello es que encuentro esa dosis de sabiduría, que no se trata de entrarle a todo lo que significa pleito.

Ahora bien, ¿Qué hacemos con los provocadores? Sí, hay gente que le encanta ver el mundo arder. Provocadores por simple entretenimiento, cuya mente vive programada para ver el mal que puede causar o cómo puede poner a personas armoniosas en conflicto.

Llámese el motivo que los gobierne. Muchos de ellos son movidos por envidia. Muchos de ellos simplemente porque es su manera de llamar la atención.

Otros, como lo mencioné, solo por el morbo de ver pleitos. Gandhi, el líder hindú que a través de “La no violencia” logró forzar la independencia de su gente, ante una colonia inglesa, de ese tiempo, siempre sostuvo que la paz no significa quedarse de brazos cruzados.

Lo que recomendaba era nunca tomar el camino de la violencia. Mi padre, admirable este personaje, razón por la cual, como mencioné admiro a los pacificadores.

Jesús mismo le dijo a Pedro cuando cortó la oreja del que venía por él: “El que a hierro mata, a hierro perecerá”.

¿Pero qué hago, cuando me encienden en furia? Hay gente que tiene una especialidad para que se nos pongan los nervios de punta, y aprieten el botón que detona la bomba nuclear en nosotros.

¿En serio nosotros dimos ese poder? El Dr. John Townsend en su libro “Quién aprieta tus botones” asegura que sí.

Que siempre hay un motivo mucho más allá de la persona que nos está incitando a ello. Muchas veces puede ser que, en algún momento, hemos dado toda nuestra confianza, amor y respeto a esa persona y nos ha roto el corazón.

Eso nos hace estar a la defensiva y listas para el ataque, porque en el fondo solo queremos cobrar lo que nos hizo. El control emocional, o “Inteligencia emocional” es tan importante hoy en día en los negocios, que deberíamos dar mucha importancia.

De hecho, un estudio reciente ha revelado que cuando se escalan posiciones en el trabajo, entre más alto el puesto, menos valor le damos a la inteligencia emocional. Razón por la cual muchas empresas pierden gente valiosa, en un momento de ira de un superior.

Otro de los puntos por las cuales nos aprietan los botones, usualmente es porque andamos cansados. Si usted anda totalmente fundido y le toca hacer una actividad, debe andar con la guardia arriba. Pues sepa que, al estar cansado, cualquier cosa por pequeña que sea y le incomode, le hará explotar. Antes que de su batería social llegue a cero intente recargar.

Eso le ayudará a estar más sereno en momentos críticos. Y por último agregaría que no contamos con válvulas de escape, sino que dejamos la presión se ponga a tope hasta que nos rebalse.

Sus válvulas de escape pueden ser personas con quien hablar. Un círculo de amigos que le ayuden a canalizar asuntos, hacer ejercicios, practicar caminar en la naturaleza.

Todos estos puntos son ejercicios, leídos y que practico, ya que en lo personal he dañado personas y situaciones valiosas por andar de toque. ¡Desarrollemos autocontrol!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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