Este miércoles, el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro de EE.UU. impusieron sanciones a otras 300 personas y entidades de Rusia y otros países a los que acusan de tener vínculos con la «economía de guerra» de Moscú.
El paquete anunciado tiene como objetivo a las compañías chinas que ayudan a Moscú a continuar con su guerra en Ucrania y eleva el riesgo para las instituciones financieras extranjeras que trabajan con entidades rusas sancionadas.
«La economía de guerra de Rusia está profundamente aislada del sistema financiero internacional, lo que deja al Ejército del Kremlin desesperado por acceder al mundo exterior», declaró la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen.
«Las acciones de hoy golpean las vías que les quedan para obtener materiales y equipos internacionales, incluida su dependencia a suministros críticos de terceros países».
«Estamos aumentando el riesgo para las instituciones financieras que tratan con la economía de guerra rusa y eliminando vías de evasión para disminuir la capacidad de Rusia de beneficiarse del acceso a tecnología, equipos, ‘software’ y servicios informáticos extranjeros», añadió.
Se señala que el nuevo paquete de sanciones incluye a particulares y empresas tanto de Rusia como de Bielorrusia, las Islas Vírgenes Británicas, Bulgaria, Kazajistán, la República del Kirguistán, China, Serbia, Sudáfrica, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, entre otros.
Las sanciones pretenden frenar el flujo de dinero y armamento a Moscú, cuya capacidad armamentística le ha dado la ventaja en el campo de batalla en los últimos meses.
Sin embargo, siguen emergiendo compañías nuevas mientras Rusia intenta rediseñar sus cadenas de suministro.