El fenómeno climático de La Niña ha llegado oficialmente a su fin, según informó el más reciente boletín del Centro de Predicción Climática de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos).
El organismo confirmó que el océano Pacífico tropical se encuentra actualmente en una fase ENSO-neutral, es decir, sin señales activas de La Niña ni de su contraparte, El Niño.
El informe señala que estas condiciones neutrales se mantendrán durante la primavera y el verano boreal, con una alta probabilidad de extenderse hasta los primeros meses del otoño.
¿Qué es ENSO y por qué importa?
ENSO, por sus siglas en inglés (El Niño-Southern Oscillation), es un patrón climático que modifica de manera significativa las condiciones meteorológicas en todo el mundo. Tiene tres fases:
El Niño, con temperaturas oceánicas más cálidas de lo normal en el Pacífico, suele generar lluvias intensas y alteraciones en los patrones de viento.
La Niña, con temperaturas más frías de lo habitual, se asocia con sequías en algunas regiones y ciclones tropicales más activos.
Fase neutral, donde no hay dominancia de ninguno de los extremos, lo que hace que los pronósticos climáticos sean más inciertos.
Un episodio breve y atípico
La reciente fase de La Niña fue tan corta que ni siquiera alcanzó a calificarse oficialmente como evento completo, al no superar los cinco trimestres consecutivos con temperaturas por debajo de -0.5 °C en la región Niño 3.4 del Pacífico ecuatorial, umbral mínimo requerido para su registro histórico.
En marzo de 2025, este índice marcó -0.01 °C, casi igual al promedio observado entre 1991 y 2020. Este dato confirmó la transición hacia la fase neutral.
Clima impredecible para lo que resta del año
Durante las fases neutrales del ENSO, la influencia sobre el clima global se vuelve más impredecible.
Aun así, la NOAA advierte que el calentamiento global y las altas temperaturas oceánicas seguirán desempeñando un papel fundamental en la generación de fenómenos extremos como olas de calor, sequías o tormentas.
Además, el pronóstico se ve afectado por la llamada “barrera de previsibilidad de primavera”, un fenómeno que complica la precisión de las proyecciones debido a las transiciones naturales entre fases durante esta época del año.
Un sistema bajo vigilancia
Aunque ciertos signos atmosféricos de La Niña aún se mantenían en marzo (como los vientos alisios reforzados y lluvias intensas en el oeste del Pacífico), la desaparición de las aguas frías superficiales y subterráneas confirma que el fenómeno ha concluido.
Por el momento, el planeta transita una etapa intermedia del sistema climático global. Sin embargo, los expertos continúan monitoreando atentamente las condiciones del Pacífico tropical para anticipar si un nuevo evento de La Niña podría desarrollarse en los próximos meses.
“La vigilancia constante del ENSO es clave para prever eventos climáticos extremos que pueden impactar severamente a comunidades alrededor del mundo”, destacó el comunicado de la NOAA.
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