Una nueva revelación ha sacudido los cimientos del Hospital Escuela, el principal centro asistencial de Honduras.
Las autoridades de la Secretaría de Salud (Sesal) han descubierto una compleja red de corrupción que ha operado durante más de 14 años, consistente en una «planilla fantasma» con al menos 43 empleados que cobraban salarios sin prestar servicio alguno.
La ministra de Salud, Carla Paredes, confirmó que estos trabajadores fueron deliberadamente «borrados» de las planillas oficiales, pero sus nombres permanecen registrados en sistemas informáticos de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), institución que anteriormente gestionaba la nómina del hospital.
Un sistema diseñado para el fraude
Paredes explicó que el sistema de gestión de personal del hospital era extremadamente vulnerable a la corrupción, lo que permitió que este esquema fraudulento operara durante tantos años sin ser detectado.
La falta de controles internos y la opacidad en la administración del hospital facilitaron la creación y el mantenimiento de esta planilla fantasma.
La titular de Salud calificó la situación del Hospital Escuela como «un gueto» y reconoció que la institución está plagada de problemas heredados de gestiones anteriores.
La corrupción, la desidia y la falta de transparencia han sido señaladas como las principales causas de la crisis que enfrenta el hospital.
Consecuencias y desafíos
El descubrimiento de esta planilla fantasma tiene graves consecuencias para el Hospital Escuela y para el sistema de salud hondureño en general.
Además de representar un desfalco al erario público, este hecho pone en duda la calidad de los servicios que se prestan en el hospital y genera una pérdida de confianza en las instituciones públicas.
La Secretaría de Salud ha iniciado una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades penales y administrativas de las personas involucradas en este caso de corrupción.