26.7 C
Honduras
lunes, mayo 12, 2025

¿Misterio?

“EN primer lugar darle gracias a Dios. –palabras del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga al enterarse de la elección del Papa León XIV– Hoy toda Honduras debe estar agradecida porque el Señor nos ha regalado un nuevo papa, después del gran dolor de la pérdida de nuestro Papa Francisco. Y damos gracias al Señor porque sabemos que el Espíritu Santo es el que guía la Iglesia”. “Y este papa que nos acaba de regalar es un gran hombre y un digno sucesor del Papa Francisco. Tengo que decirle que yo leo en esta elección, la Divina Providencia. ¿Por qué? Fíjese usted, él es de padre canadiense, de madre española, nacido en Chicago, misionero en el Perú, miembro de la orden religiosa de los agustinos, o sea, seguidores de San Agustín”. “Luego fue general de su congregación durante dos periodos, o sea, que conoce todo el mundo. En el 2014 el Papa Francisco lo nombró Obispo de Chiclayo en Perú, una diócesis misionera”. “Y en eso estaba cuando el papa mismo lo llevó como prefecto de la congregación de los obispos”. “O sea, como el Señor lo ha ido preparando para este servicio universal, de tal manera que yo le tengo que decir que me encuentro muy feliz”.

“Lo conozco personalmente, somos muy amigos. Incluso yo les prediqué retiro espiritual a todos los obispos del Perú hace dos años cuando él todavía estaba allí”. “Y hemos conversado mucho. Posteriormente, de haber sido llamado a servir en el Vaticano, hemos estado juntos en dos sesiones del sínodo y me ha impresionado su nombre”. “¿Por qué? Porque el Papa León XIII fue prácticamente el fundador de la doctrina social de la Iglesia, de la justicia social cuando, por la revolución industrial, los niños, los jóvenes, las mujeres eran explotadas por una industria que no respetaba los derechos humanos”. “El Papa León XIII emitió su encíclica Rerum novarum que hablaba de la justicia social”. “Asumir este nombre, no es una casualidad en el papa actual. Es una continuidad. O sea que él va a seguir luchando por la doctrina social de la Iglesia, por la justicia social y por la paz”. “-Sabíamos que –inquiere la periodista — no fueron aplaudidas todas las reformas que realizó el Papa Francisco”. “-Ya sabemos que el demonio no puede aplaudir al camino de Dios”. –responde OAR– Yo con todo respeto quiero recomendar que lean el editorial de LA TRIBUNA del día de hoy. Una pieza que vale la pena meditar para que tomemos cuenta que la Iglesia no es simplemente una institución más o una institución humana; y el que quiere entrar ahí con criterios puramente humanos se equivoca”. “La Iglesia es de Dios. Y como nos dice Vaticano II, es un misterio”. “¿Qué quiere decir un misterio? Quiere decir una realidad que es humana y divina, natural y sobrenatural. Y por consiguiente, no se puede entender con criterios estrechos”.

Piden al cardenal que ofrezca más detalles: “Qué bonito. Conocemos de parte de la historia del ahora nuevo Papa León XIV, que también es muy cercano a la gente como lo era el Papa Francisco. Es un misionero que le ha tocado dormir en el suelo, que incluso cuando fue nombrado al Vaticano no tuvo ningún apartamento, sino que se fue a vivir en su comunidad, ahí en la Casa General de los Agustinos”. Le piden que dé un mensaje a la feligresía: “Son al menos 1,400 millones de feligreses en el mundo que esperaban con ansias conocer el nuevo papa”. “Orar, orar, porque la Iglesia es de Dios, orar para que se sigan llevando adelante los criterios del evangelio y que nuestra Iglesia pueda crecer en sinodalidad”. (Esta fue la conversación de cierre del editorial que recomendó leer el cardenal: -Tomamos una expresión –entra el Sisimite– de la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II: “La Iglesia es, en Cristo, como un sacramento o señal e instrumento de unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”. Y ni se te ocurra salir con un sarcasmo que estamos en misa. -Ya vas –se queja Winston– regañándolo a uno por esa taquipnea infundada que te pega. Tomá esta otra del Catecismo de la Iglesia católica: “La Iglesia es el Pueblo de Dios, el Cuerpo de Cristo y el Templo del Espíritu Santo”. Y si en misa es que estamos; espiritual, no política, ni lo quiera la Virgen, decí amén a esta otra: “La Iglesia católica, faro milenario, roca firme en medio de las tormentas, que guarda la luz eterna de la fe”. Estas frases capturan la belleza teológica y la universalidad de la Iglesia, entrelazando misterio, unidad y misión).

Más Noticias de El País