Durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno inglés emitió algunos comunicados para tratar de mantener la moral de sus soldados, pero en particular la de sus ciudadanos; éstos debían ser masificados por todo el país. El primero de ellos decía “Tu valor, tu determinación nos dará la victoria”; poco tiempo después se publicó un segundo cartel que expresaba “La libertad está en peligro, defiéndela con todas tus fuerzas”. Ambos carteles fueron distribuidos en toda Gran Bretaña en bares, estaciones de trenes, plazas públicas y representaban el mensaje que, en ese tiempo, el rey quería que su pueblo sintiera. Se creó un tercer cartel que nunca se llegó a utilizar, sino hasta 60 años después que el dueño de una librería en el noroeste de Inglaterra las descubriera en medio de unas cajas de libros que había adquirido en una subasta; éste, nunca fue publicado ni utilizado jamás, el cartel decía “Mantén la calma y sigue adelante”, sin embargo, la tercera consigna fue más famosa que las anteriores y se volvió un ícono en toda Inglaterra. Se hicieron camisetas, tazas, vasos, en tarjetas, en afiches y es, a la fecha, una de las frases que esta generación le heredó a las anteriores y quizá, es buen momento para reflexionar sobre ella.
Desde que regresamos a los tiempos democráticos en el país en 1982 hemos venido en una carrera constante de intentos, algunos buenos y otros fallidos, de fortalecer nuestro Estado de Derecho y buscar alternativas para nuestro desarrollo. Por una parte, la clase política no ha aprendido nada de los errores y hasta parece que les encanta repetirlos; por otro lado, nosotros, como ciudadanos, nos hemos dejado llevar por esa vorágine de cánticos pegajosos, campañas políticas sin verdadero contenido, con poca o casi nada de credibilidad y discursos vacíos y repetitivos.
En estos momentos, la falta de liderazgo empieza a preocuparnos a quienes queremos este suelo, pues parece que después de tanto alboroto, falta de decisiones y de acción, nos tocará un poco más de lo mismo, como si estuviésemos pagando una pesada pena sin sentencia definitiva. Tal parece que llegar al poder solo se trata de una carrera para “sacar al de turno” y buscar la Casa de Gobierno a toda costa, con o sin trampa, porque me lo merezco o porque se supone que soy el “caudillo” que todos esperamos. El problema al final es que seguimos teniendo los mismos problemas que antes y continuamos viendo en los noticieros casi como un déjà vu, la misma historia sin que nadie haga nada concreto por resolverlos.
En lugar de continuar creando crisis y división, es un buen momento para que mantengamos la calma; es un buen momento para que nos acomodemos las cargas de nuestras responsabilidades y hagamos una pausa y tomar mejores decisiones. Nunca es mejor momento para encontrar oportunidades que en medio de las crisis, es ahí donde sacamos lo mejor de nosotros o al menos, deberíamos intentar hacerlo, de lo contrario, nos hundiríamos más. Mantener la calma y seguir adelante también significa que nos pongamos de acuerdo, que pensemos y construyamos un plan y lo llevemos a cabo sin ningún tipo de distinción, sectarismo ni egoísmo. Siempre se puede desprender un plan de lo que parece otro golpe duro que la vida nos dé como personas y como país, y si lo creamos y lo mantenemos, veremos los resultados con el tiempo y paciencia necesaria.
Roald Admundsen encabezó al equipo noruego en 1911 para llegar al Polo Sur y desafió a una carrera a Robert Scott quien dirigía al equipo británico. Las dos expediciones enfrentarían los mismos desafíos y terrenos, soportando las mismas gélidas temperaturas y ambientes inflexibles y el mismo acceso a la tecnología de ese tiempo. Admundsen y su equipo llegaron al Polo Sur y Scott, nunca llegó; ¿cuál fue la diferencia?, que Admundsen definió una estrategia y se la comunicó a su equipo: vamos a avanzar 23 km por día, sin importar las condiciones climáticas, 23 km por día, si estamos cansados o no, 23 km por día, no más, no menos, 23 km por día. Scott fue irregular y cuando hubo buen tiempo exigió más a sus compañeros incluso llevándolos a la muerte. Admundsen llegó al Polo Norte, Scott y su equipo jamás lo lograron.
Sabemos por lo que estamos pasando ahora y más que nunca debemos mantener la calma y seguir adelante, pero con un plan. Un plan que hay que llevar a cabo todos, muy a pesar de que nos tome tiempo, el del periodo de gobierno, esos famosos cuatro años que nos han impuesto como si fuera el único que tenemos para forjar nuestro porvenir. Es ahora cuando debemos reflexionar sobre cómo hacer un cambio de rumbo y decidir y hacer lo correcto. Hemos demostrado a lo largo de estos años que los hondureños somos resilientes o, mejor dicho, somos aguantadores y soportamos demasiado.
Llamarnos a mantener la calma y seguir adelante nos ayudará a encontrarnos a nosotros mismos, y encontrar nuestra mejor versión y darnos el derecho que tenemos de ser un mejor país, la nación que siempre confía que Dios solo tiene para nosotros, pensamientos de bien.
Por: Óscar Castro Nazar