Ciudad del Vaticano. El mundo católico celebra la llegada de un nuevo líder espiritual: León XIV, el primer papa nacido en Estados Unidos y también el primero en portar con orgullo la nacionalidad peruana.
Su elección representa no solo una novedad geográfica para la Iglesia, sino también una conexión profunda con América Latina, forjada a lo largo de décadas de servicio pastoral y compromiso social en el Perú.
Nacido como Robert Francisco Prevost Martínez en Chicago en 1955, de madre española, León XIV fue ordenado sacerdote a los 26 años y partió casi de inmediato como misionero agustino a tierras peruanas.
Allí echó raíces tanto espirituales como afectivas, desempeñando un papel central en la formación de nuevos religiosos y en la vida comunitaria de varias diócesis del norte del país.
Durante más de una década fue vicario judicial, profesor de seminario, prior, párroco y formador, y dejó una profunda huella en las ciudades de Chulucanas y Trujillo.
Su compromiso con el pueblo peruano fue tal que en 2015 se nacionalizó oficialmente peruano, gesto que hoy resuena con fuerza tras su elección como Sumo Pontífice.
Una figura de integración continental
León XIV encarna una nueva etapa para la Iglesia: es un Papa que une continentes. Estadounidense de nacimiento, español por herencia, peruano por vocación y decisión, su trayectoria lo posiciona como un símbolo de unidad y cercanía con las comunidades latinoamericanas, donde la Iglesia sigue teniendo una influencia determinante.
En su primer discurso como Papa, pidió a los fieles que fueran seguidores de Cristo, “el mal no prevalecerá”, además lanzó un “llamado a la paz” a “todos los pueblos” en su primeras palabras.
“Y si me permiten también una palabra, un saludo… a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú”, proclamó el recién elegido pontífice desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano.
Biografía de Robert Prevost, León XIV, nuevo papa nacido en EE.UU.