Luego de días de expectación y especulaciones, el cónclave realizado en el Vaticano eligió al cardenal Robert Prevost como el nuevo papa.
El prelado, originario de Chicago, Estados Unidos, se convirtió en el 267º sumo pontífice, adoptando el nombre de León XIV. Su elección ha traído alivio a millones de fieles en todo el mundo, especialmente tras la circulación de profecías que vaticinaban el apocalipsis.
El proceso de selección del sucesor del papa Francisco fue seguido de cerca por personas de todas partes, muchas de las cuales intentaron anticiparse al resultado.
Se mencionaron antecedentes históricos, se recordaron cónclaves anteriores y hasta se hicieron referencias a una popular película de 2024 que abordaba la elección papal.
Profecías que no se cumplieron
No obstante, lo que realmente capturó la atención fueron las teorías apocalípticas basadas en las profecías de Nostradamus y San Malaquías.
Entre las cuartetas atribuidas al famoso profeta francés, una en particular ha generado temor durante años: aquella que menciona la llegada de un «Papa Negro» tras la muerte de un pontífice anciano, lo que muchos interpretaron como una señal del fin del mundo.
Esta figura ha sido comúnmente asociada con un papa de origen africano o con los jesuitas, conocidos por vestir de negro.
El papa Francisco, siendo el primer pontífice jesuita, encajaba parcialmente en esta descripción, lo que incrementó el nerviosismo tras su renuncia.
A esta predicción se sumó la profecía de San Malaquías, un arzobispo irlandés del siglo XII que vaticinó una lista de papas que terminaría con el denominado «Petrus Romanus», identificado por algunos como el propio papa Francisco, quien, según esta visión, sería el último pontífice antes del juicio final.
Las interpretaciones más radicales aseguraban que el nuevo papa sería la figura del «Papa Negro» que desencadenaría el apocalipsis.
Este 8 de mayo de 2025, la fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando la elección del nuevo papa.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, el nuevo pontífice, León XIV, no corresponde a las características del temido «Papa Negro» ni se relaciona con la figura de «Petrus Romanus».
La elección de un cardenal estadounidense y el nombre adoptado sugieren continuidad en la línea pastoral iniciada por Francisco, disipando las especulaciones fatalistas.
La noticia ha sido recibida con alivio por gran parte de la comunidad católica y por aquellos que temían un escenario apocalíptico.
Reacciones
Las redes sociales se llenaron de mensajes que celebraban la elección de un papa que promete enfocarse en la reconciliación y el fortalecimiento de la fe, dejando atrás los oscuros augurios que predominaron en los últimos días.
Expertos en teología y estudios religiosos han recordado que, aunque las profecías pueden resultar intrigantes, no son más que interpretaciones subjetivas de textos antiguos. «Las predicciones de Nostradamus han sido interpretadas de maneras diversas y a menudo contradictorias.
En esta ocasión, la realidad ha demostrado que el curso de los acontecimientos sigue siendo impredecible», afirmó el historiador clerical Pietro Galli.
El Vaticano, por su parte, ha decidido no emitir comentarios específicos sobre las profecías. En cambio, ha centrado su mensaje en la esperanza que representa la elección de León XIV para la Iglesia y para el mundo.
«El Espíritu Santo ha guiado el cónclave hacia un pastor que buscará la paz y la unidad», señaló un portavoz de la Santa Sede.
A pesar de la efervescencia que provocaron las teorías apocalípticas, la elección del nuevo papa reafirma la capacidad de la Iglesia para renovarse sin perder el rumbo.
Para muchos, la tranquilidad ha vuelto, y el enfoque se centra ahora en las primeras acciones pastorales de León XIV, quien ha prometido trabajar por los más vulnerables y continuar con el legado de sus predecesores.
El impacto de las profecías en la percepción pública demuestra cómo el miedo puede ser rápidamente amplificado en tiempos de incertidumbre.
No obstante, el desenlace de este cónclave deja claro que la Iglesia sigue firme en su misión espiritual, más allá de los augurios y las interpretaciones del pasado.