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domingo, julio 6, 2025

Las 4 claves

Vivimos en un momento histórico en que unos vivirán una crisis y otros vivirán una revolución, de hecho, esa revolución en lo íntimo es normal que se viva; en algunas condiciones como una crisis, ya que debe ser aceptada por lo menos en cuatro vertientes relevantes y son fundamentales: 1) una vida en incertidumbre; 2) una vitalidad extrema; 3) practicar la deconstrucción vital y 4) saborear la inestabilidad. Estas cuatro claves sociológicas son las que debemos aceptar resolver entender y es que van a cambiar mucho en el modo en el que nos dirigimos al abismo, porque unos se dedicarán a ir hacia allí para saltar y otros simplemente para caer.

Las cuatro claves sociológicas con las que tenemos que pelear ahora mismo son ante la incertidumbre, la vitalidad, la deconstrucción y la inestabilidad. Son cuatro conceptos complejos, pero que ya nunca permitirán volver a la certeza del descanso, el modo de hacer de siempre y la estabilidad; por eso vamos es de meditar en los nuevos modos vitales, siempre desde un punto de vista económico. La incertidumbre hace años habría que preguntarse sobre qué riesgos nuevos se asumirán. No es cierto que, como emprendedor, los que se dedican a montar negocios, un proyecto, es cada vez mejor si es capaz de gestionar ese redireccionamiento constante. Pues lo mismo pasa con la vida.

La vitalidad extrema resulta tan humillante que al final de la vida haya como una compensación por los servicios prestados que en la mayoría de los casos, además, es simplemente para sobrevivir las pensiones de jubilación, son como la anestesia social que nos espera al final y preocupa que muchas personas consideren que la jubilación es como un puerto seguro, un destino garantizado, un punto tranquilo hasta el último aliento, y en medio de nuestra realidad es hasta temerario pensar así y es que considerar que el futuro está garantizado por algún elemento es básicamente un riesgo muy grave pero también es un gravísimo error creer que los planes de jubilación las pensiones o medidas similares van a financiar nuestra etapa final es cuando menos bastante dudoso, debemos aceptar que los ingresos de la madurez ya no serán los mismos, obviamente, pero es que el tema no es la jubilación en sí misma.

La deconstrucción vital no se trata de la que hablan los “progres” en función de la laxitud o permisividad social con respecto a inmoralidades como el matrimonio homosexual, las políticas de género o el aborto, más bien se refiere al replanteamiento conforme a la crisis y de cómo enfrentarla con nuevas actitudes, que no de nuevas resignaciones. De ahí solo queda esperar el final, es desenlace natural habiendo dado ese salto cualitativo de conciencia, sabiendo que ya no se puede remediar más, ya las luchas se vuelven hasta innecesarias debido a que ese saborear de la crisis queda ser un espectador de ver cómo los más jóvenes deberán encargarse de enderezar ese mundo que uno no pudo, descubriendo la gran decepción de que hay cosas que seguirán así por los siglos de los siglos.

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