Los medios de comunicación nacional han destacado en las pasadas semanas la flamante ola de corrupción que azota al Congreso Nacional de Honduras.
Los vicios del pasado continúan repitiéndose. El tráfico de influencia y el saqueo de las arcas públicas para fines partidarios y personales siguen tan vigentes como siempre; solo cambian los nombres y las filiaciones políticas de los actores.
Mientras este circo ocurre, Honduras sigue debatiéndose entre la pobreza y la ausencia de paz, aunque no estemos en una guerra declarada. No es por exagerar, pero los índices de violencia siguen alarmando a la población.
En medio de un estado de excepción, las masacres siguen ocurriendo, el crimen común se apodera de barrios y colonias. Luego, nos estamos preguntando por qué Honduras no avanza; sigue siendo un lugar poco atractivo para la inversión, por lo que tienen que recurrir a darles todo lo que piden a los inversionistas que se atreven a poner sus empresas aquí, quizás premiando su valentía.
El país ocupa el puesto 123 de 163 países a nivel global en términos de seguridad y estabilidad. Según el Global Peace Index 2024, es el tercero más violento de Centroamérica y el Caribe, solo superado por México y Haití. No es fácil vivir en un país con estas características y no convertirse en su propio reflejo. Paradójicamente, a pesar de todo esto, el país cuenta con empresas extranjeras que llevan décadas radicadas aquí por las ventajas competitivas que se ofrecen.
La mano de obra es barata comparada con otros países, lo que les deja márgenes de ganancias mucho más altos a las empresas, especialmente en el rubro de la maquila que requiere gran cantidad de mano de obra. Mientras la automatización no se apodere de estos.
Los acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana y los acuerdos con la Unión Europea permiten a las empresas exportar sin altos aranceles o sin pagar aranceles.
La posición geográfica de Honduras es privilegiada; proporciona un acceso rápido a mercados claves como los Estados Unidos de América y Latinoamérica. El país cuenta con acceso a dos océanos, el Atlántico y el Pacífico, lo que brinda ventajas logísticas a las exportaciones.
Los incentivos fiscales, que ofrecen exoneraciones al pago de impuestos en algunos sectores, reducen el costo de operación ampliando el margen de ganancia. Encontrar personal bilingüe es muy fácil; el inglés es la lengua extranjera que más se enseña en el sistema educativo y hay muchos jóvenes completamente bilingües, porque sus padres han invertido en educación privada de calidad, que les permite desempeñarse en “call centers”, sin duda esto es parte del éxito de este sector.
En Honduras, los empleos que se crean son importantes para que muchos jóvenes decidan permanecer y aportar al crecimiento de la economía nacional.
El momento histórico que Honduras atraviesa está marcado por la crisis económica, con altas tasas de desempleo, descontento popular y una corrupción galopante en las esferas pública y privada. El lema de muchos sigue siendo “el que no tranza, no avanza”.
Todas las naciones atraviesan momentos complicados; en los años de 1930, los Estados Unidos de América estaban sumidos en la Gran Depresión, pero con políticas públicas impulsadas con liderazgos serios, no improvisados, salieron adelante. Si por un momento la clase política tomara en serio el rol que tienen en el fortalecimiento de las instituciones públicas, sería otra historia.