A pocas horas del inicio del Cónclave para elegir al 267.º Sucesor de San Pedro, la Capilla Sixtina ha sido cuidadosamente acondicionada para acoger uno de los momentos más solemnes y misteriosos de la Iglesia católica.
Bajo el esplendor del arte renacentista, todo está dispuesto para que los más de 130 cardenales electores elijan al nuevo Pontífice, mientras el mundo observa con expectación.
La Capilla Sixtina: arte y trascendencia
Más que un recinto ceremonial, la Capilla Sixtina es un templo de espiritualidad, catequesis y belleza. Su estructura, diseñada por Baccio Pontelli y embellecida por artistas como Botticelli, Perugino y Ghirlandaio, alcanza su cima en las pinturas de Miguel Ángel: la bóveda (1508-1512) y el Juicio Universal (1536-1541).
Cada escena, desde la Creación de Adán hasta la Separación de la luz de las tinieblas, interroga al alma y sitúa a los electores bajo la mirada simbólica de Dios, en el instante decisivo de elegir a su Vicario en la Tierra.
Una logística invisible, una maquinaria precisa
Detrás de esta experiencia espiritual hay un trabajo técnico silencioso, pero crucial. La Dirección de Infraestructuras del Vaticano ha movilizado a más de 60 personas para garantizar el acondicionamiento de la Sixtina y los alojamientos.
Carpinteros, electricistas, técnicos de climatización, herreros, floristas y personal de limpieza han trabajado en coordinación durante semanas.

El ingeniero Silvio Screpanti, subdirector del área, detalló al portal oficial del Estado de la Ciudad del Vaticano que se han habilitado más de 200 habitaciones en la Domus Sanctae Marthae y otros edificios, y que se ha instalado la emblemática estufa de las “fumatas” junto al sistema electrónico de emisión de humo.
Este año, la complejidad ha sido mayor debido al alto número de participantes, lo que ha requerido soluciones logísticas específicas.
Transformación de la Capilla Sixtina
En solo siete días, se desactivaron los sensores de conservación de los frescos, se instaló un suelo técnico que nivela el histórico pavimento cosmatesco, y se colocaron mesas y sillas ceremoniales revestidas por la Florería Vaticana.
También se renovaron los sistemas eléctricos y de climatización. Durante el Cónclave, al menos 12 técnicos permanecerán dentro del perímetro sellado, operando en silencio y bajo juramento de confidencialidad.
Inicio del Cónclave: liturgia, secreto y elección
Este 7 de mayo, todo comenzará con la Misa Pro eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Tras ella, los cardenales entrarán en procesión en la Capilla Sixtina. El solemne «Extra omnes» marcará el inicio del Cónclave.
Se requerirá una mayoría de dos tercios para que la elección sea válida, según las normas establecidas por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, de Juan Pablo II, y modificadas por Benedicto XVI.
Cuando se alcance el consenso, las papeletas se quemarán. Si el humo es blanco, el mundo sabrá que hay nuevo Papa.
Detrás de esta señal hay una precisión técnica milimétrica: un operario controla el sistema y puede intervenir ante cualquier anomalía.
La Sala del Llanto y el momento interior del nuevo Papa
Después de aceptar la elección y elegir su nombre pontificio, el nuevo Papa se retirará a la llamada “sala de las lágrimas” para revestirse por primera vez con la sotana blanca.
Este espacio, pequeño y austero, simboliza la humildad y la toma de conciencia del peso espiritual del ministerio petrino. Muchos han llorado allí, sobrecogidos por la magnitud de la misión que asumen.
Pocos minutos después, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, anunciará el histórico Habemus Papam. Y el nuevo Pontífice aparecerá en el balcón de la Basílica para impartir su primera bendición Urbi et Orbi.

Sobriedad y fe: el Vaticano se prepara para la historia
Cada detalle del Cónclave 2025 refleja una combinación perfecta entre tradición, espiritualidad y excelencia organizativa.
“Es emocionante ver la entrega con que cada compañero realiza su tarea”, afirma el ingeniero Screpanti. “Todos somos conscientes de que la Iglesia se muestra al mundo en este momento”.
En la Capilla Sixtina, donde el arte y la fe convergen en su máxima expresión, todo está listo. El Espíritu Santo, una vez más, será el gran protagonista.
«La Sala de las Lágrimas»: el umbral silencioso del Pontificado